Un nuevo biomarcador podría revolucionar la recuperación de niños con traumatismo craneal

Archivo - Mano de niño en hospital
Archivo - Mano de niño en hospital - AGFANG/ ISTOCK - Archivo
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Publicado: viernes, 12 diciembre 2025 7:18

   MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -

   Investigadores de la Universidad de Pittsburgh y del Hospital Infantil UPMC de Pittsburgh (Estados Unidos) han descubierto un nuevo y prometedor biomarcador de traumatismo craneoencefálico (TCE) pediátrico. A diferencia de una conmoción cerebral, que suele resolverse en cuestión de semanas, el TCE complicado requiere al menos una noche de hospitalización, lo que indica una lesión más grave.

   Publicado en el 'Journal of Neurotrauma', este estudio es el primero en identificar una firma de modificaciones químicas potencialmente reversibles del ADN, llamadas modificaciones epigenéticas, que pueden servir como indicadores dinámicos de la recuperación posterior a una lesión y guiar futuras estrategias de rehabilitación de precisión.

   "Esta investigación nos acerca a comprender cómo responde el cerebro infantil a las lesiones a nivel molecular y cómo esos cambios se relacionan con el funcionamiento en el mundo real", asegura la autora principal, la doctora Amery Treble-Barna, profesora asociada de medicina física y rehabilitación, ciencias clínicas y traslacionales, y psicología en la Facultad de Medicina de Pitt.

"Como neuropsicóloga, miro más allá de si un niño puede regresar a la escuela o si logra una independencia básica. Combinar datos cognitivos y conductuales matizados con conocimientos moleculares nos permite sentar las bases para una atención personalizada y avanzar en la rehabilitación de precisión en pacientes pediátricos".

   El TCE es una de las principales causas de discapacidad en niños, condicionada por una compleja combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales. Como líderes en la investigación del neurotrauma tanto en niños como en adultos, Pitt y UPMC llevan mucho tiempo impulsando la innovación en el diagnóstico del TCE y las estrategias de recuperación para prevenir la muerte prematura y reducir la discapacidad. El nuevo estudio refuerza el creciente conocimiento sobre los biomarcadores de TCE en niños.

    En su investigación, el equipo se centró en las modificaciones del gen del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) debido a su papel en la neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro para reorganizarse y sanar después de una lesión. Estudios previos vinculan los niveles de BDNF con los resultados de recuperación después de un TCE en adultos, pero, hasta ahora, ningún grupo había analizado sus modificaciones epigenéticas en niños.

   Al centrarse en uno de los tipos de modificaciones epigenéticas más estudiados (la metilación del ADN), los investigadores pudieron analizar si los niveles de metilación de BDNF podrían servir como biomarcadores dinámicos que reflejen factores biológicos y psicosociales que dan forma a la recuperación, ofreciendo una perspectiva molecular única sobre el TCE pediátrico.

   Los científicos analizaron muestras de sangre de niños sin antecedentes de TCE ni afecciones neurológicas, recolectadas durante varias horas, días y meses después de su hospitalización en el Hospital Infantil UPMC con TCE complicado, leve, moderado o grave. Su análisis reveló que, durante el período de recuperación aguda, los niños con TCE presentaron un perfil epigenético diferente al de los niños con lesiones ortopédicas: las muestras de sangre de niños con TCE presentaron una metilación del ADN del BDNF significativamente menor, y los niveles de metilación se estabilizaron y alcanzaron los del grupo de control 12 meses después de la lesión.

   Cabe destacar que los investigadores no observaron ninguna correlación entre la metilación del ADN del BDNF y la gravedad del TCE medida mediante la Escala de Coma de Glasgow (ECG), una herramienta ampliamente utilizada para evaluar la consciencia. Esto se suma a la creciente evidencia que sostiene que la ECG no refleja la recuperación completa.

   "La metilación del ADN es dinámica y modificable, lo que significa que podría responder no solo a lesiones, sino también a intervenciones como la dieta, el ejercicio y la terapia", agrega la autora principal del estudio, la doctora Lacey Heinsberg, enfermera titulada, anteriormente enfermera de cuidados neurocríticos y ahora profesora adjunta de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Pitt, especializada en investigación genética y genómica. "Esto abre la puerta a futuras investigaciones sobre cómo podríamos mejorar activamente las trayectorias de recuperación de los niños con LCT".

   El equipo ahora está ampliando su trabajo para examinar la metilación del ADN en todo el genoma y vincular estos cambios con resultados neuroconductuales a largo plazo.

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