MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -
La salud mental se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de nuestro tiempo. Estrés, ansiedad, depresión y agotamiento emocional afectan a millones de personas en todo el mundo, y aunque sabemos que el ejercicio, el descanso adecuado, las relaciones sociales y una buena alimentación ayudan, cada vez es más evidente que cuidar la mente requiere un enfoque completo y constante.
Ahora, un nuevo aliado se suma a esa lista de factores que pueden marcar la diferencia: el contacto con la naturaleza. Un análisis internacional sostiene que vivir o pasar tiempo en entornos con vegetación no solo mejora el bienestar emocional, sino que también podría reducir el riesgo de hospitalizaciones por trastornos mentales. Una razón más para entender que lo que nos rodea influye directamente en cómo nos sentimos.
UN ANÁLISIS GLOBAL CON CASI DOS DÉCADAS DE DATOS
Un análisis de datos de siete países durante dos décadas de la Universidad de Monash, Australia, publicado en el número dedicado al clima de 'The BMJ', revela que mayores niveles de vegetación están asociados con menores riesgos de hospitalizaciones por trastornos mentales.
Los resultados sugieren que este efecto protector aumenta con una mayor exposición a espacios verdes, sin un umbral claro; evidencia que puede servir de base para el diseño urbano y las políticas de salud para proteger mejor la salud mental, afirman los investigadores.
El bienestar mental sigue siendo un desafío global. Se estima que 1.100 millones de personas padecían trastornos mentales en 2021, lo que contribuyó al 14% de la carga mundial de morbilidad, con los costes económicos y sociales asociados.
Cada vez hay más pruebas que sugieren que la exposición a espacios verdes podría reducir el riesgo de trastornos mentales, pero la mayoría de los estudios anteriores se limitan a países individuales, exposiciones a corto plazo o resultados específicos en materia de salud mental.
Para abordar estas deficiencias, los investigadores analizaron 11,4 millones de ingresos hospitalarios por trastornos mentales procedentes de 6.842 centros en siete países (Australia, Brasil, Canadá, Chile, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Tailandia) entre 2000 y 2019.
SIN UMBRAL: CUANTO MÁS VERDE, MEJOR
Incluían trastornos mentales de cualquier causa y seis categorías específicas (trastornos psicóticos, trastornos por consumo de sustancias, trastornos del estado de ánimo, trastornos del comportamiento, demencia y ansiedad).
El verdor se midió mediante el índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI), una métrica derivada de satélite ampliamente utilizada y fiable para evaluar los niveles de vegetación en un área determinada.
Se tuvieron en cuenta factores como los niveles de población, las condiciones climáticas, los contaminantes del aire, los indicadores socioeconómicos y la estacionalidad, y los modelos se estratificaron por sexo, edad, urbanización y estación del año.
Los resultados muestran que la presencia de zonas verdes locales se asoció con una reducción del 7% en los ingresos hospitalarios por trastornos mentales de cualquier causa, con asociaciones más fuertes para los trastornos por consumo de sustancias (9%), los trastornos psicóticos (7%) y la demencia (6%).
Sin embargo, las asociaciones variaron según el país y el trastorno. Por ejemplo, Brasil, Chile y Tailandia mostraron asociaciones protectoras consistentes en la mayoría de los trastornos, mientras que, en Australia y Canadá, la presencia de espacios verdes se asoció con un ligero aumento del riesgo de trastornos mentales por todas las causas y de varios trastornos específicos.
En general, las asociaciones protectoras fueron más fuertes en las zonas urbanas, donde se estima que 7.712 ingresos hospitalarios anuales por trastornos mentales podrían haberse evitado mediante una mayor exposición a espacios verdes.
Los autores afirman que también se encontraron patrones estacionales en las zonas urbanas, lo que sugiere que el clima y las condiciones meteorológicas desempeñan un papel crucial en cómo se utilizan y perciben los espacios verdes.
Análisis adicionales en áreas urbanas sugirieron que un aumento del 10% en la vegetación se asoció con una menor cantidad de ingresos hospitalarios por trastornos mentales, que oscilaron entre alrededor de 1 por cada 100.000 habitantes en Corea del Sur y aproximadamente 1.000 por cada 100.000 habitantes en Nueva Zelanda.
Este es un estudio observacional, por lo que no se pueden extraer conclusiones definitivas sobre causalidad, y los autores reconocen las incertidumbres propias del uso de datos de ingresos hospitalarios de múltiples países. Asimismo, señalan que sus resultados solo abarcan los trastornos graves que requieren hospitalización, por lo que subestiman la magnitud total de los problemas de salud mental.
UN ARGUMENTO PARA REDISEÑAR LAS CIUDADES
No obstante, afirman que este estudio sugiere que "una proporción o tasa considerable de ingresos hospitalarios por trastornos mentales puede estar asociada con la exposición a espacios verdes y podría reducirse potencialmente mediante intervenciones de reforestación en escenarios realistas".
"Estos beneficios para la salud mental también pueden aportar ventajas económicas y sociales más amplias, como la reducción de los costes sanitarios, una menor presión sobre los sistemas de salud, una mayor productividad en el lugar de trabajo y un mayor bienestar comunitario".
Las futuras investigaciones deberían tener como objetivo explorar los efectos diferenciales de los distintos tipos de espacios verdes, como parques o bosques, en los resultados de salud mental, y centrarse en evaluar la calidad y la accesibilidad de dichos espacios, añaden.