MADRID, 9 Mar. (EUROPA PRESS) -
A medida que envejecemos, no es raro experimentar "momentos de mayores", en los que olvidamos dónde estacionamos nuestro coche o llamamos a nuestros hijos por los nombres equivocados. Pero actualmente no hay buenas maneras de determinar qué lapsos de memoria son partes normales del envejecimiento y cuáles pueden indicar las primeras etapas de un trastorno grave como la enfermedad de Alzheimer.
En un estudio que se publica este miércoles en la revista 'Neuron', los investigadores informan que se pueden usar los datos de imágenes cerebrales funcionales de alta resolución para mostrar algunas de las causas subyacentes de las diferencias en el dominio de la memoria entre los adultos mayores y los más jóvenes.
"En el nivel fundamental, todavía entendemos muy poco sobre cómo el envejecimiento afecta a los sistemas neuronales que dan lugar a la memoria", dice el primer autor del estudio, Zachariah Reagh, que ahora es investigador postdoctoral en la Universidad de California, Davis, Estados Unidos.
El documento informa sobre datos de 20 adultos jóvenes (de 18 a 31 años) y 20 adultos mayores cognitivamente sanos (de 64 a 89 años). A los participantes se les pidió que realizaran dos tipos de tareas en un escáner fMRI, una tarea de memoria de objetos y una tarea de memoria de ubicación. Debido a que la fMRI analiza la dinámica del flujo sanguíneo en el cerebro, permite a los científicos determinar qué partes de sus cerebros utilizan los sujetos en cada tarea.
Los participantes vieron imágenes de objetos cotidianos y luego se les pidió que los distinguieran de las imágenes nuevas. "Algunas de las imágenes eran idénticas a las que habían visto antes, otras eran nuevas y otras similares a las que han visto antes: cambios en el color o el tamaño", explica el autor principal del estudio, Michael Yassa, director del Centro para la Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria en la Universidad de California, Irvine. "Llamamos a estos artículos difíciles los 'señuelos'. Y descubrimos que los adultos mayores luchan con estos señuelos. Son mucho más propensos que los adultos más jóvenes a pensar que han visto esos señuelos antes", describe.
La segunda tarea fue muy similar, pero requirió que los sujetos determinaran durante la prueba si los objetos cambiaron su ubicación. Para este tipo de tareas de memoria, a los adultos mayores les fue bastante mejor. "Esto sugiere que no toda la memoria cambia por igual con el envejecimiento --destaca Reagh--. La memoria de objeto es mucho más vulnerable que la memoria espacial, al menos en las primeras etapas".
ESTABLECEN UN MECANISMO CEREBRAL VINCULADO CON DÉFICIT DE RECUERDO DE OBJETOS
Otros estudios han demostrado que los problemas con la memoria espacial y la navegación se manifiestan a medida que los individuos van por el camino de la enfermedad de Alzheimer. Es importante destacar que, mediante el escaneo de los cerebros de los sujetos cuando se sometieron a estas pruebas, los investigadores pudieron establecer un mecanismo dentro del cerebro para ese déficit en la memoria de objetos.
Descubrieron que estaba relacionado con una pérdida de señalización en la parte del cerebro llamada corteza anterolateral entorrinal. Esta área ya era conocida por mediar en la comunicación entre el hipocampo, donde la información se codifica por primera vez, y el resto de la neocorteza, que desempeña un papel en el almacenamiento a largo plazo. También es un área que se sabe que se ve severamente afectada en personas con la enfermedad de Alzheimer.
"La pérdida de señal fMRI significa que hay menos flujo de sangre que llega a la región, pero creemos que la base subyacente de esta pérdida tiene que ver con el hecho de que la integridad estructural de esa región del cerebro está cambiando --explica Yassa--. Una de las cosas que sabemos sobre la enfermedad de Alzheimer es que esta región del cerebro es una de las primeras en exhibir una marca distintiva clave de la enfermedad, la deposición de ovillos neurofibrilares".
En contraste, los científicos no encontraron diferencias relacionadas con la edad en otra área del cerebro conectada a la memoria, la corteza entorrinal posteromedial. Demostraron que esta región desempeña un papel en la memoria espacial, que tampoco se vio afectada significativamente en las personas mayores. "Estos hallazgos sugieren que el proceso de envejecimiento cerebral es selectivo --agrega Yassa--. Nuestros hallazgos no son un reflejo del envejecimiento cerebral general, sino más bien cambios neuronales específicos que están relacionados con problemas específicos en el recuerdo de objetos, pero no en la memoria espacial".
Para determinar si este tipo de escáner de resonancia magnética funcional podría eventualmente utilizarse como una herramienta para el diagnóstico precoz, los investigadores planean expandir su trabajo a una muestra de 150 adultos mayores a los que se les hará un seguimiento a lo largo del tiempo. También realizarán escaneos PET para buscar patología amiloide y tau en sus cerebros a medida que envejecen.
"Esperamos que este estudio exhaustivo de imágenes y pruebas cognitivas nos permita averiguar si los déficits que vimos en el estudio actual son indicativos de lo que vendrá después en algunos de estos individuos", dice Yassa. "Nuestros resultados, así como resultados similares de otros laboratorios, apuntan a la necesidad de tareas y paradigmas cuidadosamente diseñados que puedan revelar diferentes funciones en áreas clave del cerebro y distintas vulnerabilidades al proceso de envejecimiento", concluye Reagh.