MADRID, 2 Oct. (EUROPA PRESS) -
El científico Stephen Albert Johnston y su equipo, del Instituto de Biodiseño de la Universidad Estatal de Arizona (Estados Unidos) llevan más de una década investigando cómo desarrollar una vacuna universal que prevenga cualquier tipo de cáncer. Ahora, en un artículo en la revista 'Scientific Reports', han publicado la primera prueba de concepto experimental de su trabajo.
La mentalidad de Johnston es simple: tratar el cáncer como una enfermedad infecciosa. En sus investigaciones, ha descubierto 200.000 neoantígenos de cáncer, los componentes de las vacunas contra el cáncer, que otros no habían detectado. También encontraron que una cantidad suficiente de estos neoantígenos se producía repetidamente en diferentes tumores, por lo que podría ser posible hipotéticamente fabricar una vacuna para todos los tumores.
Su estudio examinó mutaciones en más de 50 líneas celulares de cáncer y 85 muestras de tejido de pacientes de cáncer de la Clínica Mayo de Arizona (Estados Unidos), así como la sangre de pacientes de cinco tipos diferentes de cáncer en etapa tardía: cánceres de pulmón, de mama, de cerebro, gástrico y de páncreas.
En su trabajo, han encontrado una nueva fuente común de mutaciones tumorales que podría ofrecer tres niveles de terapia con una vacuna contra el cáncer: 1) una vacuna ampliamente protectora, o vacuna contra el cáncer de páncreas; 2) vacunas específicas contra el cáncer (por ejemplo, de mama contra el páncreas); 3) vacunas personalizadas contra el cáncer basadas en mutaciones únicas de un individuo.
Para descubrir los neoantígenos en los tumores, el equipo desarrolló un nuevo tipo de chip. Hicieron chips que presentaban todos los 200.000 posibles neoantígenos, lo que les permitía simplemente detectar los anticuerpos de los pacientes sanguíneos. Esto es mucho más sencillo que la práctica común que consiste en obtener ADN del tumor y secuenciarlo, un punto de partida para las 'vacunas personales contra el cáncer' que muchas empresas están intentando desarrollar actualmente.
"Las 'vacunas personales contra el cáncer' son complicadas y costosas. Además, solo el 40 por ciento de los tumores tienen suficientes mutaciones en el ADN para hacer una vacuna. Descubrimos que incluso los 'tumores fríos' a nivel del ADN cometen muchos errores a nivel del ARN. Y los errores en los que nos centramos son los péptidos frameshift, que son mucho más inmunogénicos que las mutaciones puntuales utilizadas en las 'vacunas personales contra el cáncer'. Lo más importante es que podríamos fabricar vacunas terapéuticas o incluso preventivas, que serán mucho más baratas", asegura Johnston.
En estudios en ratones, han demostrado que estos nuevos antígenos son protectores tanto en modelos de cáncer de mama como de melanoma. Recientemente, usaron esto como base para comenzar un gran ensayo clínico en perros de una vacuna profiláctica diseñada para ser una vacuna ampliamente protectora contra el cáncer de seno.
Según sus hallazgos, todas estas vacunas podrían retrasar o incluso prevenir el crecimiento del tumor o prevenir su progresión. Y lo que es más importante, en los desafíos de la vacuna contra el ratón, encontraron que la combinación de varios péptidos produjeron un aumento significativo en el retraso del crecimiento tumoral, lo que hizo que la vacuna fuera más efectiva.
A partir de su selección y análisis de las diferentes muestras de cáncer, ahora tienen una lista de los '100 mejores péptidos' para cada uno de estos cinco cánceres humanos. Johnston defiende que tienen la tecnología para fabricar la vacuna humana en este momento, pero que incluso con optimismo pasarían de cinco a diez años antes de que se utilice en humanos.
"Este es probablemente el único enfoque para una vacuna contra el cáncer ampliamente preventiva, así que sentimos que tenemos que probarla. Las implicaciones del éxito serían bastante grandes, para los perros y las personas", concluye Johnston.