MADRID 2 Abr. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshiva (Estados Unidos) han propuesto una radicalmente nueva teoría sobre el autismo, que sugiere que el cerebro de las personas con esta enfermedad es estructuralmente normal, aunque desregulado, lo que significa que los síntomas de esta dolencia podrían ser reversibles.
El principio central de la nueva teoría, publicada en la edición de marzo de la revista 'Brain Research Reviews' es que el autismo es un desorden evolutivo causado por un daño en la regulación del 'locus coeruleus', un paquete de neuronas en la raiz del cerebro que procesa las señales sonsoriales de todas las áreas del cuerpo.
La nueva teoría se basa en décadas de observaciones relativas a que algunos niños autistas parecen mejorar cuando sufren fiebre pero dan marcha atrás cuando la fiebre desaparece. Un estudio publicado en 2007 en la revista Pediatrics investigó más en detalle la fiebre y al autismo, observando niños autistas durante y después de episodios febriles y comparando su conducta con la de niños con la enfermedad que no tenían fiebre. El estudio documentó que los niños autistas experimentaban cambios de conducta durante el episodio de fiebre.
Los investigadores del centro Einstein argumentan que la evidencia científica apunta directamente al sistema del 'locus coeruleus-noradrenérgico' (LC-NA) como involucrado en el autismo. "LC-NA es el único sistema cerebral implicado a la vez en la producción de fiebre y en el control de la conducta", destacó el coautor del estudio Dominck P. Purpura, profesor de Neurociencia, informa Science Daily.
En su nuevo planteamiento, este equipo opina que en el autismo, el sistema LC-NA está desregulado por la interrelación de factores ambientales, genéticos y epigenéticos (sustancias químicas presentes tanto dentro como fuera del genoma que regulan la expresión genética). Creen que el estrés juega un papel central en la desregulación del sistema LC-NA, especialmente en las etapas finales del desarrollo prenatal cuando el cerebro fetal es particularmente vulnerable.
Como conclusión a su investigación, estiman que, en los niños autistas, la fiebre estimula el sistema LC-NA y que esto abre la vía para futuras terapias de esta enfermedad. No serían tratamientos que causen fiebre, sino de fármacos que actúen de forma selectiva sobre ciertos tipos de receptores noradrenérgicos cerebrales, o más concretamente, en terapias epigenéticas que podrían actuar sobre los genes del sistema LC-NA.