MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha desarrollado una nueva técnica que permite detectar e identificar con gran sensibilidad y selectividad bacterias y virus en función de su masa y su rigidez mecánica.
Los resultados de su estudio que publica en el último número de la revista 'Nature Communications' ya han sido patentados y licenciados a la empresa 'spin-off' NanoDreams, dentro del marco de un acuerdo de transferencia de tecnología con el CSIC.
"La identificación de complejos biológicos tales como microorganismos patógenos o biomarcadores tumorales es un problema fundamental en biología y biomedicina", según ha destacado el investigador Javier Tamayo, del Instituto de Microelectrónica de Madrid, ya que actualmente las tecnologías que se usan presentan limitaciones en especificad y sensibilidad.
Sin embargo, esta nueva tecnología "tiene potencial para superar estas limitaciones", según este experto, ya que ha sido aplicada al análisis de bacterias 'E. Coli' y combina la ionización por electrospray y gradientes de presión para ionizar las bacterias y transportarlas hacia un detector nanomecánico.
Este detector nanomecánico es una estructura que se asemeja a un trampolín de piscina, pero a escala micrométrica. Su espesor es 1.000 veces inferior al de un pelo. "El microtrampolín es excitado para que vibre a varios modos de vibración, de modo similar a como oscila una cuerda de guitarra. La frecuencia de cada modo de vibración cambia abruptamente cada vez que una bacteria aterriza sobre la superficie del microtrampolín", ha añadido el investigador.
A partir de los cambios de frecuencia en las vibraciones, un algoritmo desarrollado por los autores de este estudio permite inferir de modo simultáneo la masa y la rigidez mecánica de cada una de las bacterias que se depositan sobre el detector mecánico.
Tamayo reconoce que este trabajo es una prueba de concepto del potencial de la tecnología, que a partir de ahora será desarrollada para su implementación en hospitales, todo en el marco de un proyecto europeo denominado 'VIRUSCAN', que coordina este grupo en el que participan 8 equipos de investigación de la Unión Europea.