MADRID, 24 Jul. (INFOSALUS) -
Mantener a los menores hidratados es esencial para su salud y bienestar, en especial durante los meses de verano en los que las temperaturas se disparan y cuando están activos mientras practican sus deportes favoritos en el exterior.
El responsable del Departamento de Pediatría Comunitaria de la Clínica Cleveland Infantil, el doctor Deb Lonzer, contesta en la web de la institución médica americana a algunas de las cuestiones más frecuentes de los padres sobre la hidratación infantil:
¿Debería mi hijo tomar 8 vasos de agua al día?
La cantidad de agua que los niños deben beber depende de su edad, peso y actividad física. Sin embargo, es una buena regla a tener en cuenta que tomen entre 5 y 10 vasos de agua al día, una cantidad que mantendrá el rango óptimo de hidratación para el niño.
¿Cuándo y con qué frecuencia debería mi hijo beber agua?
Para estar hidratado con seguridad es buena idea que el niño beba agua en intervalos regulares en vez de consumir grandes cantidades de una vez. Sin embargo, podría no ser tan obvio para el niño que necesita agua. No deberían esperar a sentir sed para beber. Cuando sienten la sed ya están deshidratados. La deshidratación se establece cuando los fluidos perdidos a través de la respiración, el sudor y la orina no se restablecen de forma adecuada.
¿Cómo afecta la deshidratación al cuerpo de mi hijo?
Los efectos a corto plazo incluyen calambres musculares, fatiga, dolores de cabeza, irritabilidad, bajo rendimiento físico y menor concentración. Pero existen también efectos a largo plazo como un desarrollo cerebral alterado, dificultad para pensar con claridad y problemas en el desempeño escolar.
¿Cómo puedo conseguir que mi hijo beba los suficiente sin obligarle?
Hay que convertir el consumo de agua en una parte de la rutina diaria del niño para que se convierta en un hábito natural. Siga estos tres consejos:
1. Comience pronto: a los seis meses, los bebés deben tomar agua en vez de zumo para ayudarles a crecer acostumbrados a su sabor.
2. Hágalo fácil: utilice botellas de aguas reutilizables para rellenarlas con agua del grifo a lo largo del día y seguir la cantidad que toman.
3. Recuérdeles a los adolescentes que deben hidratarse: fomente que beban entre dos y tres vasos de agua antes y después de los deportes y las actividades en el exterior.
¿Tiene que ser agua lo que beban?
Beber agua es la mejor forma de hidratarse. Aunque las bebidas deportivas pueden rehidratar con rapidez y reemplazar los electrolitos después de una actividad física rigurosa, contienen azúcar que puede eliminar el agua del sistema y por ello no deben ser una fuente primaria de hidratación. Lo mismo pasa con las bebidas con cafeína como los refrescos, el té y las bebidas energéticas, cualquier bebida que estimule la micción debería evitarse o suplementarse con un vaso de agua.
Si para los niños nada supera al zumo envasado ¿Qué podemos hacer?
A continuación proponemos un par de estrategias para hacer el agua más apetecible:
1. Incluya el factor diversión: de a los niños algo divertido para utilizar para beber como pajitas curvadas o botellas reutilizables con sus personajes favoritos.
2. Añada saborizantes naturales: pruebe incluir manzanas, fresas o limones para dar un toque de sabor al agua.
¿Y cuando los niños estén fuera o en la escuela?
En estos casos, fomente que los niños beban agua cuando esté disponible. Las fuentes públicas parecen haber quedado en desuso pero hay que recordar que existen para cumplir una importante función.