MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Unidad de Trastornos de Alimentación del Servicio de Psiquiatría y Psicología Clínica del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús ha detectado un incremento de la incidencia de trastornos de la alimentación desde el inicio de la pandemia y ha alertado de que cada vez se inician a una edad más temprana, con una evolución más rápida y mayor gravedad clínica.
El centro hospitalario ha detectado entre los pacientes atendidos en los últimos 18 meses un nuevo perfil de adolescentes que cursan con una evolución clínica muy rápida y grave, llegando al hospital con pérdidas de entre 10 y 15 kilogramos en pocas semanas y con consecuencias físicas graves como hipoglucemia, siendo necesario su ingreso hospitalario en numerosas ocasiones.
La evolución del problema de alimentación tiende a ser buena en este grupo de adolescentes, al menos en los primeros meses de tratamiento, aunque mantienen alteraciones emocionales y conductuales que con toda probabilidad requerirán tratamiento a medio o largo plazo., ha informado el centro hospitalario.
Además, se siguen atendiendo los adolescentes con trastorno de alimentación con cursos clínicos más lentos pero que han tenido más dificultades para acceder a atención precoz por lo que presentan mayor complejidad y gravedad clínica.
Coincidiendo con la conmemoración este martes del Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de Alimentación, el Hospital Niño Jesús ha celebrado una Jornada conjunta entre los profesionales sanitarios y las familias representadas por ADANER (Asociación para la Defensa de la Atención de la Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, un encuentro en el que se plantean los nuevos retos y las necesidades para las personas en riesgo y para los pacientes con trastornos de alimentación y sus familias en tiempo de pandemia y sus necesidades futuras.
Los profesionales de la Unidad de Trastornos de Alimentación del Hospital Niño Jesús consideran que la pandemia está funcionando para toda la población como un "factor estresante" desde el punto de vista sanitario, emocional y económico, pero en las personas vulnerables a sufrir trastorno de alimentación ha podido "producir o acelerar" la aparición de los mismos.
Según la doctora Montserrat Graell, Jefa del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Niño Jesús, "con la pandemia se han incrementado los factores de riesgo para sufrir Trastorno de la conducta alimentaria: el cambio de rutinas escolares, sociales y familiares, un mayor aislamiento social que puede dificultar la estabilidad emocional y la construcción de la identidad durante la adolescencia y efectos emocionales negativos como la ansiedad, sentimiento de indefensión, duelos e incertidumbre", así como "incremento del consumo de redes sociales con contenidos de dietas, ejercicio físico e imagen corporal".
"Además, han disminuido los factores de protección: menor apoyo social, menor accesibilidad a tratamientos, y muy destacable, familias muy sobre-exigidas y sobrepasadas por la situación generada por la pandemia que han podido disminuir o retrasar su habilidad para detectar signos de alarma de la misma forma que se venía haciendo antes de la pandemia", ha indicado.
"La pandemia continua --asegura-- y nos encontramos en este nuevo escenario que debemos aprender a manejar tanto desde las familias como desde los recursos sanitarios".
Durante la pandemia el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús ha puesto en marcha la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica a Domicilio (UHPaD) con un programa específico para Trastornos de Alimentación, una unidad innovadora que se desarrolla en el marco de la Unidad de Hospitalización a Domicilio (UHAD) de dicho hospital.
Consiste en un tratamiento desarrollado en el medio familiar como alternativa al ingreso en el hospital. Tiene como ventajas que altera menos la vida social y académica de los niños, los cambios terapéuticos se realizan en su entorno familiar habitual y se evita el impacto que tiene la hospitalización psiquiátrica en la vida de los niños y sus familias, sin renunciar al beneficio de los cuidados médicos, psicológicos y de enfermería propios de la hospitalización.