MADRID 2 Jun. (EUROPA PRESS) -
La psicóloga y profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya, Laura Cerdán Rubio, señala que en la adolescencia la necesidad de pertenencia y aceptación social "impulsa a muchos jóvenes a imitar a sus amigos", tratándose de un comportamiento "natural" en el proceso de construcción de la identidad.
En esta etapa, las amistades "ganan un peso muy importante y los jóvenes buscan identificarse con sus iguales", explica Cerdán. La imitación "responde a un deseo innato de pertenecer al grupo, de ser aceptados, queridos, reconocidos y valorados", así como a la necesidad de formar su identidad, añade.
Asimismo, la experta advierte de que, "aunque este comportamiento puede ayudar a socializar y adquirir habilidades, una falta de reflexión crítica o una imitación excesiva pueden derivar en la adopción de conductas de riesgo y dificultar el desarrollo de una identidad propia". Para acompañar este proceso de forma saludable, la experta subraya la importancia de fomentar la autoestima y el pensamiento crítico, además de ofrecer modelos positivos.
Cuando la imitación se vuelve excesiva, o lleva a comportamientos dañinos o autodestructivos, "puede considerarse patológica", señala Cerdán, que pone como ejemplo un adolescente que "imita conductas peligrosas, como el consumo de drogas, actitudes violentas o comportamientos autodestructivos" para encajar o por presión de grupo. "Esto puede ser una señal de un problema más serio", matiza.
Además, también puede ser perjudicial cuando la imitación de los demás "impide que el adolescente desarrolle su propia identidad", o si esta necesidad de imitar "le causa angustia, baja autoestima o conflictos internos", explica Cerdán.
Sin embargo, el hecho de imitar también puede tener efectos positivos, como aprender habilidades sociales, comprender normas y valores de grupo, y fortalecer amistades y el sentido de pertenencia. Además, la imitación puede ser una herramienta de exploración personal. El hecho de copiar ciertos comportamientos de los amigos permite al adolescente experimentar distintas formas de ser y actuar, lo que le ayuda a definir qué le gusta y qué no, y a construir su propia identidad. Asimismo, imitar modelos positivos puede reforzar el aprendizaje de conductas saludables y fortalecer la autoestima.
En este sentido, la familia "desempeña un papel fundamental" para ayudar a los adolescentes a tomar conciencia de estas conductas y a valorarlas de forma crítica, ya que la imitación "puede ser tanto consciente como inconsciente", explica la experta. A veces imitan comportamientos sin reflexionar demasiado, porque los perciben como "normales" o "deseables" en su grupo. Otras veces son conscientes de que copian para encajar o reforzar su pertenencia al colectivo. La motivación y el nivel de conciencia varían según la personalidad y el contexto de cada uno.
PERFIL PSICOLÓGICO DEL ADOLESCENTE QUE TIENDE A IMITAR
Según expertos de la Universidad de Londres, los adolescentes con alta impulsividad emocional, especialmente aquellos con baja percepción de su estatus social, "muestran menor resistencia a la influencia de sus iguales".
Además, los adolescentes con baja autoestima con necesidad de pertenencia y aceptación pueden llegar a imitar comportamientos de sus amigos para evitar la exclusión social, según un artículo publicado en la revista Nature.
Por otro lado, los adolescentes con antecedentes de adversidad infantil y ciertos rasgos de personalidad, como una baja conciencia, son más susceptibles a la influencia negativa de sus iguales, lo que puede derivar en comportamientos problemáticos, como el acoso escolar.
Asimismo, según estas investigaciones, los adolescentes que valoran altamente la aceptación social y son sensibles a las normas del grupo tienden a imitar comportamientos de sus iguales, incluso si son arriesgados o contrarios a sus valores personales.
CONSEJOS PARA ESTOS ADOLESCENTES
Para Cerdán, el principal consejo sería entender que acompañar a los adolescentes en su proceso de imitación implica ofrecerles un entorno seguro, lleno de modelos positivos y de apoyo emocional. En este sentido, "el ejemplo de una familia que muestra actitudes respetuosas, responsables y saludables, ayudará a que el adolescente se comporte de una forma similar", explica la especialista.
Por otro lado, "es importante" fomentar la comunicación abierta y el pensamiento crítico, es decir, crear un clima en el que los adolescentes "se sientan cómodos para expresar sus dudas, inquietudes y sentimientos", indica Cerdán. Además el fomento de la autoestima y la confianza también resulta clave para ayudar a los adolescentes a conocerse y a valorarse a sí mismos.