MADRID, 24 Dic. (INFOSALUS) -
Los debates sobre política siempre han sido uno de los principales motivos de discusión entre las personas debido a que, en muchas ocasiones, se intenta imponer la ideología del uno sobre la del otro. Unas conversaciones que cobran aún más fuerza cuando se acerca, o se ha pasado, por un periodo electoral.
"Hablar de política funciona como un catalizador que hace que la discusión llegue antes, esto tiene que ver con ese sentimiento de pertenencia y de grupo que separa a las familias, y se llega a resultados más radicales cuando es de política de lo que se habla. Además, si se trata de una reunión familia donde esté presente el alcohol es posible que esto se radicalice aún más, ya que es otro disparador de conflictos", ha comentado la psicóloga clínica Amaya Terrón.
Por ello, y con motivo de que en las elecciones generales celebradas el pasado domingo han obtenido muchos votos formaciones políticas de diferentes ideologías, la experta ha elaborado un decálogo para evitar discusiones sobre política en Navidad:
1.- No se trata de evitar o eliminar la política de nuestros temas de conversaciones. Hablar de política es muy interesante, nos aporta muchas ideas nuevas y nos permite conocer mejor a las personas y sus pensamientos, pero, en la medida de lo posible, pon límites y si el tema roza lo emocional, notas incomodidades, alusiones personales o salidas de tono corta la conversación.
2.- Es mejor no hablar de partidos políticos, sino de ideas e ideales políticos. Si lo hiciéramos nos daríamos cuenta de lo cerca que estamos en cuanto ideas y lo que nos alejan los partidos, los prejuicios y los grupos y su identificación personal. El "si no eres de mi equipo estás contra mi" no es correcto y es una creencia errónea. Se trata de hablar de ideas no de equipos ganadores.
3.- Fomenta la empatía. Ponerse en el lugar del otro, entender lo que ha vivido y porque piensa lo que piensa es un ejercicio muy interesante.
4.- Escucha para entender y no para responder o refutar. A veces no es el tema en sí, sino las ganas que tenemos de discutir y usamos lo que funciona: la política.
5.- No te lo tomes como algo personal ni aproveches la ocasión para hacer criticas personales. No hay que trasgredir la opinión política con las rencillas personales.
6.- Enfoca de otra manera las ideas que sepas que previamente han suscitado tiranteces sin llegar a resultados. Si no se hace nada distinto no podemos pretender resultados diferentes, y si una vez salió mal, si hacemos lo mismo, volverá a suceder.
7.- En la medida de lo posible, no mezclar alcohol con conversaciones que tiendan a irse por lo emocional porque con la deshinibición del momento puede dar lugar a conflictos emocionales difíciles de subsanar.
8.- Si queremos evitar una conversación, deberemos esperar a que terminen de hablar para no resultar cortantes u ofensivos y después cambiar de tema. Posponer para otro momento la conversación.
9.- A veces, no reaccionar ni responder es la mejor manera para que el tiempo diluya el tema de conversación y se pase automáticamente a otro en el que sí se reciba un 'feedback'. Hay que ser cuidadosos con esta técnica, ya que mal utilizada puede herir a la persona porque se puede sentir ignorada.
10.- Si esto no es posible y ya estamos quemados y el conflicto y el mal ambiente se ha adueñado de la velada, aprende del error y no lo vuelvas a cometer. La próxima reunión se prohíben los temas de política.
APRENDE A CONTROLAR TU IRA
Por otra parte, y al margen de las discusiones políticas, la psicóloga en Psycos Tres Cantos, Ana María Manzanera Gómez, ha recordado que hay personas que sufren ataques de ira y enfados frecuentes que les dificultan la vida diaria con la pareja, familia, amigos y compañeros de trabajo.
Con el fin de controlar estos enfados y mantenerse en calma, especialmente durante la época navideña, la también miembro de Saluspot ha aportado doce consejos para tener en cuenta en el momento en el que se produzca un arrebato de furia:
1.- Los enfados responden a un estrés y tensión no controlados, pero se pueden controlar.
2.- Son tendencias de respuesta aprendidas. Interpretamos la realidad según nuestra experiencia y los hábitos de respuesta y respondemos en función de esas interpretaciones. Cuando los episodios de enfado o agresividad se repiten frecuentemente, es que no hemos aprendido a responder adecuadamente ante situaciones estresantes, en las que puede haber desacuerdo, frustración, decepción o rabia. Siempre podemos cambiar esta forma de responder por otra más adaptativa.
3.- Es importante aprender a conocer e identificar los acontecimientos, situaciones o personas que "disparan" el enfado o ira. Estas son respuestas emocionales subjetivas, reacciones en las que, a menudo, media poco la razón y mucho la emoción. Piensa ¿qué sientes? ¿Qué crees que te hace sentir así?.
4.- Párate. Antes de contestar con enfado o ira, es mejor detenerse y serenarse.
5.- Respira. Haz respiración abdominal profunda. Inspira lentamente, llevando el aire a la parte baja de los pulmones, contando despacio hasta cuatro. Espira contando hasta ocho. Varias veces. Siete u ocho puede estar bien, pero si necesitas más, repítelo. Nos ayuda a calmarnos y controlarnos.
6.- Tiempo fuera. Si no logras controlarte, es mejor salir de la situación, ir a otro sitio para calmarte y tomarte un tiempo. Una vez en calma, puedes volver a la situación, o reiniciar la conversación.
7.- Escuchar al otro, sus puntos de vista, sin interrumpir, y responde despacio, sin levantar la voz.
8.- Busca explicaciones alternativas a los pensamientos negativos. Seguramente hay otras posibilidades en las que no has pensado.
9.- Sé flexible. Cambia las exigencias, los "debería", por "podría", "tal vez", "me gustaría", "estaría bien".
10.- Evita la tendencia a juzgar a los demás y trata de ponerte en el lugar de los otros. Quizá no conozcas sus razones y, aún así, tienen derecho a tener opiniones diferentes o a actuar de manera distinta a como tú esperas.
11.- Es saludable perdonar. Ten cuidado con la agresividad indirecta y el sabotaje encubierto. Ignorar a los otros o la venganza no son buenos para tu salud, ni para la de los que sufren tu ira.
12.- Cuida tu tono de voz, ritmo, gestos y lenguaje corporal. Normalmente transmitimos mucho más con los gestos y el lenguaje corporal que con el verbal.