El narcisismo en la adolescencia favorece las agresiones a los padres

Joven enfadado
FLICKR GUILHERME YAGUI
Actualizado: martes, 15 diciembre 2015 17:29

   MADRID, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -

   Investigadores de la Universidad de Deusto han demostrado que la exposición a la violencia en casa, la falta de una comunicación positiva entre padres e hijos y una educación permisiva favorece que los adolescentes se vuelvan narcisistas y que acaben agrediendo a sus progenitores.

   La violencia de hijos a padres suele ser un tema tabú del que hablan pocas familias, lo que hace que haya escasos estudios que expliquen las causas que desencadenan este comportamiento, según los autores de este trabajo que publica la revista 'Developmental Psychology'.

   Por ello, este trabajo se propuso analizar durante tres años la relación paterno-filial de 591 adolescentes de nueve institutos públicos y once privados de Vizcaya para identificar rasgos de narcisismo que pudieran dar lugar a algún tipo de conducta violenta de los jóvenes.

   Los resultados demuestran que la exposición a la violencia durante el primer año de estudio terminaba en agresiones a los padres en el tercer año. Asimismo, una educación fría en el primer año del análisis estaba relacionada con imágenes narcisistas y sobredimensionadas de los adolescentes en el segundo año, y también conllevaban a agresiones a padres y madres en el último año.

   "En algunos casos vemos ese componente narcisista: se trata de adolescentes que sienten que deben conseguir todo lo que quieren aquí y ahora. No aceptan un no por respuesta. Cuando los progenitores intentan establecer límites, los hijos reaccionan con agresividad", ha explicado a la agencia Sinc Esther Calvete, autora principal del estudio.

   Calvete y su equipo consideran que las prácticas educativas y de crianza son centrales, de modo que "si los progenitores no educan en la responsabilidad y el respeto, es fácil que los hijos desarrollen problemas de conducta agresiva".

   Pero la conducta de los padres y madres no lo es todo, ya que "el temperamento de los hijos es otra pieza importante y algunos niños y niñas son más impulsivos y aprenden más fácilmente la conducta violenta", defiende esta experta.

   Estos jóvenes fácilmente tienden a sentirse frustrados y rechazados, y cuando esto sucede primero comienzan con gritos e insultos que acaban en agresiones físicas.

CUANDO LA FALTA DE RESPETO Y EL MIEDO SE HACE HABITUAL

   "Por eso, cuando un padre o una madre percibe que continuamente su hijo o hija le falta al respeto, le amenaza y le asusta, es señal de que hay que actuar y pedir ayuda", explica Calvete.

   Esta experta reconoce que la agresividad, sobre todo a partir de los 13-15 años, se manifiesta con ira y conducta descontrolada, dirigida a dañar a los progenitores física o psicológicamente.

"Los adolescentes también pueden robar y romper objetos de sus padres", indica Calvete, quien apunta que no hay diferencias por sexos "aunque las estadísticas indican que el problema está aumentando en las chicas".

   Cuando la conducta agresiva ha surgido en los adolescentes, los tratamientos deben intentar reducir la visión narcisista de ellos mismos. Para ello, el equipo sugiere "educar en el respeto y en la tolerancia a la frustración, y evitar la exposición a la violencia en los niños y niñas".