MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres que son capaces de hacer ejercicio intenso tienen significativamente menor riesgo de morir de enfermedad cardiaca, cáncer y otras causas, según ha puesto de manifiesto una investigación liderada por el doctor del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) e investigador del CIBERCV, Jesús Peteiro, y que ha sido presentada recientemente en 'EuroEcho 2019', el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés).
En el trabajo se ha examinado la capacidad de ejercicio y la función cardiaca durante el ejercicio y sus asociaciones con la supervivencia en 4.714 mujeres adultas que se sometieron a un ecocardiograma de ejercicio en cinta rodante para evaluación de enfermedad coronaria conocida o sospechada.
"Las participantes caminaban o corrían en la cinta rodante, con incrementos graduales de intensidad, y continuaban hasta el agotamiento, obteniendo imágenes del corazón durante el esfuerzo", ha explicado el experto. El estudio definió la buena forma física como una máxima carga de trabajo de 10 equivalentes metabólicos (METs), que es similar a subir rápido 4 pisos de escaleras o muy rápido 3 pisos, sin parar. Las mujeres que alcanzaban 10 METs o más (buena capacidad de ejercicio) se compararon con las que alcanzaban menos de 10 METs.
Durante un seguimiento medio de 4,6 años hubo 345 muertes cardiovasculares, 164 debidas a cáncer, y 203 por otras causas. Después de ajustar por factores que podrían influenciar la asociación, los METs se encontraron significativamente asociados con menor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, cáncer, y otras causas.
En este sentido, las muertes anualizadas por causa cardiaca fueron casi cuatro veces mayores en mujeres con pobre capacidad de ejercicio (2,2%) en comparación con buena capacidad de ejercicio (0,6%). Además, las muertes anualizadas por cáncer fueron dobles en mujeres con pobre (0,9%) en comparación con buena capacidad de ejercicio (0,4%); y los fallecimientos por otras causas fueron más de cuatro veces mayores en mujeres con pobre capacidad funcional (1,4%), comparadas con las que tenían buena capacidad de ejercicio (0,3%).
La edad media de las mujeres participantes en el estudio era de 64 años y el 80 por ciento tenían entre 50 y 75. "Los resultados fueron similares para mujeres por encima de 60 y de menos de 60, aunque el grupo de menores de 50 era escaso", ha recalcado el doctor Peteiro.
Con respecto a la imagen cardiaca, los investigadores midieron la función del ventrículo izquierdo durante el test de ejercicio. Así, comprobaron que las pacientes con pobre función cardiaca durante el ejercicio tuvieron una probabilidad mayor de muerte cardiovascular durante el seguimiento, si bien la función cardiaca durante el ejercicio no predijo la probabilidad de muerte por cáncer u otras causas.
"Mirando ambas variables, las mujeres con función cardiaca normal durante el ejercicio es improbable que tengan un evento cardiovascular. Pero si su capacidad funcional es pobre están todavía en mayor riesgo de muerte por cáncer u otras causas. El mejor escenario es tener ambas: función normal del corazón durante el ejercicio y buena capacidad de ejercicio", ha zanjado el investigador.