MADRID 22 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las pacientes con cáncer de mama que cuentan con menos apoyo social y un nivel educativo más bajo presentan mayores posibilidades de sufrir alteraciones psicológicas, según un estudio presentado por el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama en el marco del Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, por sus siglas en inglés), que estos días se celebra en Munich (Alemania).
El objetivo del trabajo, que ha reflejado también que el 54,4 por ciento de las pacientes tiene algún trastorno psicológico, ha sido estimar la prevalencia de los problemas psicológicos y su posible afectación en la calidad de vida, a nivel físico, en mujeres recientemente diagnosticadas de cáncer de mama, así como la presencia de factores sociales o de la propia enfermedad que puedan influir en ello.
Se trata de un nuevo análisis del estudio EpiGEICAM, que recopila información epidemiológica de 973 casos de cáncer de mama de 23 hospitales españoles. "Queríamos ver si el diagnóstico de cáncer afecta emocionalmente a las pacientes, produciéndoles ansiedad, insomnio, depresión, síntomas físicos o alteraciones en su vida social", ha apostillado una de las autoras del estudio, Silvia Antolín.
En este punto, la también especialista de la Unidad de Mama del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña y miembro del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama ha informado de que las pacientes con mayor riesgo de padecer problemas psicológicos son las que se encuentran en estadios más avanzados de la enfermedad, las que tienen poco soporte social y bajo nivel educativo.
Otras variables asociadas a mayor incidencia de problemas o estrés psicológicos son trabajar en turno de 2 noche, tener hijos y recibir quimioterapia o haberla recibido. Además, en el trabajo se ha observado que la existencia de problemas psicológicos se relaciona con una peor calidad de vida a nivel físico.
LA IMPORTANCIA DE UNA AYUDA PSICOLÓGICA PROFESIONAL
A raíz de estos datos, esta experta ha subrayado la importancia de prestar apoyo psicológico profesional a las pacientes desde el diagnóstico de la enfermedad, de forma individualizada y en función de las necesidades de cada una de ellas.
"Los resultados del análisis pueden suponer una contribución a la hora de diseñar intervenciones adaptadas a las características de cada paciente, que tengan en cuenta la información y educación de estas mujeres, el refuerzo del soporte social y la promoción de mejoras de su situación laboral (o de baja) de las mismas durante el tratamiento", ha argumentado.
A su juicio, los hospitales deberían contar con unidades de psico-oncología o servicios de salud mental y ayuda psicológica, adscritos a los servicios de Oncología, y trabajar de manera coordinada. Sin embargo, la doctora ha lamentado que no todos los hospitales disponen de ello, y los que sí probablemente precisen más recursos, fundamentalmente humanos, para poder hacer un seguimiento de estas pacientes.
"Este tipo de unidades deberían cubrir todo el proceso de la enfermedad, no solo durante el diagnóstico sino también durante el tratamiento, con la realización de un seguimiento", ha zanjado.