Muchas de las enfermedades actuales se deben a un estilo de vida inadecuado y al alejamiento de la dieta mediterránea

Jara Valtueña
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID (UPM)
Actualizado: jueves, 9 julio 2015 1:23

MADRID 11 Jul. (EUROPA PRESS) -

Gran parte de las enfermedades actuales se debe a un hábito de vida inadecuado y al alejamiento de la dieta mediterránea, según la doctora miembro del Grupo de Investigación en Nutrición, Ejercicio y Estilo de Vida Saludable (Imfine) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Jara Valtueña.

La investigadora asegura que unos hábitos de vida inapropiados nos llevan a un "incremento desmesurado del sobrepeso, la obesidad y sus patologías asociadas". A su juicio, la gente debe dar el "salto al cambio de mentalidad: del tratamiento de enfermedades a la prevención".

Para ella, la base está en unos buenos modelos de prevención, tanto en la aparición de enfermedades como en la prevención de recidivas en caso de tenerlas, y para ello, "los esfuerzos deben centrarse en fomentar hábitos de vida saludables donde la actividad física y la nutrición cumplen un papel fundamental".

De esta manera, es necesario "transmitir y hacer consciente a la población de la importancia de cuidarse uno mismo diariamente con una alimentación variada, equilibrada y moderada realizando actividad física diaria", explica Valtueña. "Como el organismo va cambiando y las demandas no son las mismas, cada grupo de edad necesita cuidarse atendiendo a factores distintos", advierte la experta.

LOS NIÑOS DEBERÍAN REALIZAR EJERCICIO DURANTE 60 MINUTOS DIARIOS

De esta manera, en el niño es importante aumentar la ingesta de determinados nutrientes como las proteínas, el hierro o el calcio, "tan importantes para su crecimiento y desarrollo". Asimismo, les viene bien hacer ejercicio durante 60 minutos diarios, ya que favorece muchos sistemas fisiológicos, como el aumento de la masa muscular y con ello un mayor consumo energético. Por su parte, las niñas, con la menstruación, sufren pérdidas de hierro y el riesgo de osteoporosis se incrementa, por lo que "es necesaria una adecuada ingesta de hierro, calcio y vitamina D", señala la doctora.

En los adultos, en cambio, el metabolismo disminuye y se recomienda que se realice diariamente actividad física al menos 30 minutos. Respecto a las personas mayores, "es fundamental vigilar que come", ya que están en riesgo de carencias nutricionales por una baja ingesta, pérdida de apetito, etc. "También hay que educarles para que adquieran el hábito de hidratación constante sin sed", añade la investigadora.

Además, y esto recomendado a todas las franjas de edad, "unos adecuados niveles de vitamina D son necesarios para la formación del hueso, contracción muscular, regular el sistema inmunológico, también participa a nivel neurológico regulando el estrés, la depresión, y se ha relacionado con la prevención del cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares".

En varios estudios llevados a cabo en Imfine a nivel europeo se ha encontrado una "deficiencia de vitamina D en torno a un 80 por ciento entre los adolescentes", incluyéndose los españoles, por lo que "aumentar la ingesta por ejemplo de pescado azul a dos veces por semana y tomar el sol diariamente al menos 15 minutos sin protección solar es recomendable para optimizar su estado", apunta Valtueña.

EN ESPAÑA, 1 DE CADA 3 NIÑOS PADECE OBESIDAD

En España, "aproximadamente uno de cada tres niños presenta sobrepeso u obesidad", afirma la doctora añadiendo que "un 33 por ciento es una cifra alta y sigue en aumento". Las tasas de obesidad y sobrepeso en Europa son menores que las españolas, siendo uno de cada cinco adolescentes. España se sitúa junto con Grecia e Italia "a la cabeza de la obesidad infantil". Paralelamente, según los estudios, los países del sur de Europa presentan tasas de sedentarismo mayores que los del norte de Europa. En el territorio nacional, tan sólo un 20 por ciento de los jóvenes cumplen las recomendaciones de actividad física diaria de al menos una hora de duración.

En cuanto a las causas de esta enfermedad, son principalmente "el sedentarismo extendido en la sociedad y la excesiva alimentación". Durante la infancia es donde se adquieren los hábitos y el problema es, según Valtueña, que un niño obeso tiene muchas probabilidades de ser un adulto obeso con las "terribles consecuencias que ello conlleva para la salud", no solo físicas sino también psicológicas.

A corto plazo, con motivo de la obesidad, ya se ven cambios a nivel celular que afectan a diversos órganos y sistemas. Se han encontrado placas de ateroma en las arterias incluso en niños menores de seis años. Además, "la imagen corporal cambia", provocando trastornos psicológicos, de autoestima y confianza.

Asimismo, se ha demostrado que el aumento de grasas y colesterol produce una alteración en las células con una mayor oxidación y se desregula su metabolismo. Una de las consecuencias es la resistencia a la insulina de estas células y el desarrollo de la diabetes o el aumento del riesgo de cáncer. "Otras alteraciones que se producen como consecuencia de la patología son hormonales, cardiovasculares, del sueño, y, por consiguiente, del rendimiento físico y mental", sentencia la especialista.