La mortalidad de la Peste Negra no estuvo tan extendida por Europa como se pensaba

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Publicado: viernes, 11 febrero 2022 7:32


MADRID, 11 Feb. (EUROPA PRESS) -

La peste negra, que asoló Europa, Asia occidental y el norte de África entre 1347 y 1352, es la pandemia más devastadora de la historia. Los historiadores han calculado que hasta el 50% de la población europea murió durante la pandemia y atribuyen a la Peste Negra la transformación de las estructuras religiosas y políticas, llegando a precipitar importantes transformaciones culturales y económicas como el Renacimiento.

Aunque las investigaciones sobre el ADN antiguo han identificado a la 'Yersinia pestis' como el agente causante de la Peste Negra e incluso han rastreado su evolución a lo largo de milenios, los datos sobre las repercusiones demográficas de la peste siguen siendo poco explorados y comprendidos.

Ahora, un nuevo estudio publicado en 'Nature Ecology and Evolution' demuestra que la mortalidad de la Peste Negra en Europa no fue tan universal ni estuvo tan extendida como se pensaba.

Un equipo internacional de investigadores, dirigido por el grupo de Paleociencia e Historia del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Alemania, analizó muestras de polen de 261 lugares de 19 países europeos actuales para determinar cómo cambiaron los paisajes y la actividad agrícola entre 1250 y 1450 de la era cristiana, es decir, entre 100 años antes y 100 años después de la pandemia.

Su análisis apoya la devastación experimentada por algunas regiones europeas, pero también muestra que la Peste Negra no afectó a todas las regiones por igual.

La palinología, o estudio de las esporas y el polen de las plantas fósiles, es una poderosa herramienta para descubrir los impactos demográficos de la Peste Negra. Esto se debe a que las presiones humanas sobre el paisaje en la época preindustrial, como la agricultura o la tala de plantas autóctonas para la construcción, dependían en gran medida de la disponibilidad de trabajadores rurales.

Utilizando un nuevo enfoque llamado paleoecología de grandes datos (BDP), los investigadores analizaron 1.634 muestras de polen de lugares de toda Europa para ver qué plantas crecían y en qué cantidades, y así determinar si las actividades agrícolas en cada región continuaban o se detenían, o si las plantas silvestres volvían a crecer mientras se reducía la presión humana.

Sus resultados muestran que la mortalidad de la Peste Negra fue muy variada, ya que algunas zonas sufrieron la devastación por la que se conoce la pandemia y otras experimentaron un toque mucho más ligero.

El fuerte descenso de la agricultura en Escandinavia, Francia, el suroeste de Alemania, Grecia y el centro de Italia corrobora las elevadas tasas de mortalidad que se recogen en las fuentes medievales. Mientras tanto, muchas regiones, incluyendo gran parte de Europa Central y Oriental y partes de Europa Occidental, incluyendo Irlanda e Iberia, muestran evidencias de continuidad o crecimiento ininterrumpido.

"La importante variabilidad de la mortalidad que identifica nuestro enfoque BDP sigue sin explicarse, pero los contextos culturales, demográficos, económicos, medioambientales y sociales locales habrían influido en la prevalencia, la morbilidad y la mortalidad de 'Y. pestis'", explica Alessia Masi, del Instituto Max Planck y de la Universidad La Sapienza de Roma.

Una de las razones por las que estos resultados sorprenden es que muchas de las fuentes cuantitativas que se han utilizado para construir los estudios de casos de la Peste Negra proceden de zonas urbanas, que, a pesar de su capacidad para recopilar información y llevar registros, también se caracterizaban por la aglomeración y las malas condiciones sanitarias.

Sin embargo, a mediados del siglo XIV, más del 75% de la población de todas las regiones europeas era rural. El presente estudio demuestra que, para comprender la mortalidad de una región concreta, es necesario reconstruir los datos a partir de fuentes locales, incluida la BDP como método para medir el cambio de los paisajes culturales.

"No existe un modelo único de 'la pandemia' o de un 'brote de peste' que pueda aplicarse a cualquier lugar y en cualquier momento, independientemente del contexto --afirma Adam Izdebski, líder del grupo de Paleociencia e Historia del Instituto Max Planck--. Las pandemias son fenómenos complejos que tienen historias regionales y locales. Lo hemos visto con COVID-19, y ahora lo hemos demostrado con la Peste Negra".

Las diferencias en la mortalidad de la Peste Negra en toda Europa demuestran que la peste fue una enfermedad dinámica, con factores culturales, ecológicos, económicos y climáticos que mediaron en su difusión e impacto. Los investigadores esperan que más estudios utilicen los datos paleoecológicos para entender cómo estas variables interactúan para dar forma a la peste en el pasado.

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