Moléculas 'malolientes' de la sangre pueden ser proinflamatorias

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Actualizado: viernes, 14 enero 2022 11:08

MADRID, 14 Ene. (EUROPA PRESS) -

Científicos del Instituto de Inmunología de La Jolla (LJI), en Estados Unidos, han descubierto que las células inmunitarias de las arterias pueden "olfatear" su entorno y causar inflamación, según publican en la revista 'Science'.

"Las moléculas malolientes pueden ser proinflamatorias, explica el director del estudio, el doctor Klaus Ley, miembro del Centro de Autoinmunidad e Inflamación del LJI.

El nuevo estudio muestra que esta inflamación puede provocar enfermedades cardiovasculares y aterosclerosis en ratones. Los investigadores revirtieron esta inflamación impidiendo que las células inmunitarias llamadas macrófagos percibieran un compuesto llamado octanal.

Todo el mundo tiene una pequeña cantidad de octanal en la sangre, pero los científicos del LJI han demostrado que las personas con marcadores de enfermedad cardiovascular, como el colesterol LDL alto, también tienen niveles más altos de octanal. Este octanal extra puede acabar en la sangre debido a la dieta o a un fenómeno en las células llamado estrés oxidativo.

La nariz humana ya es capaz de oler el octanal. Ley lo describe como un olor a pollo caliente. "Como el pollo que ya no es tan agradable", precisa.

Un estudio de 2019 encabezado por la asociada científica del LJI, la doctora Sara McArdle, fue el primero en demostrar que los macrófagos de las paredes de los vasos sanguíneos también tienen algunos de los receptores olfativos necesarios para "oler" las moléculas. En 2020, los científicos del LJI fueron los primeros en informar de que estos macrófagos pueden percibir el octanal, gracias a un receptor olfativo llamado OR6A2.

"Los macrófagos son algunas de las células más importantes de nuestro sistema inmunitario --subraya el primer autor del estudio, el doctor Marco Orecchioni, instructor del LJI--. Están constantemente buscando señales. Podríamos decir que 'olfatean' su entorno y responden".

Este estudio es el primero que demuestra con precisión cómo el olfateo del octanal puede aumentar la inflamación de las arterias.

Orecchioni probó los efectos de la inyección de octanal en ratones normales "de tipo salvaje" y en ratones en los que se eliminó el gen del receptor de macrófagos de ratón Olfr2 (que corresponde a OR6A2 en humanos). Al comparar ambos grupos descubrió que la inflamación empeora mucho cuando el receptor Olfr2 detecta el octanal. Con el tiempo, las arterias incluso empiezan a desarrollar las lesiones que se observan en la aterosclerosis.

Los investigadores utilizaron entonces una molécula llamada citral (que tiene un olor parecido al del limón), conocida por bloquear este receptor olfativo de los ratones, y vieron que la inflamación disminuía. Al hacer que los macrófagos fueran ciegos al octanal, invirtieron la progresión de la enfermedad.

Ley y Orecchioni creen que puede ser posible bloquear el OR6A2 también en humanos. "Estos receptores son muy conocidos como dianas farmacológicas --afirma Ley--. De hecho, la mayoría de los fármacos que se comercializan hoy en día actúan sobre este tipo de receptores, llamados GPCR".

Los investigadores están estudiando ahora las funciones de otros receptores olfativos que se encuentran en los macrófagos. También están examinando cómo funciona el OR6A2 en los seres humanos.

Orecchioni tiene previsto seguir estudiando la aterosclerosis, pero siente curiosidad por saber si los receptores olfativos pueden desempeñar un papel en las enfermedades metabólicas, como la diabetes de tipo 2. "Este estudio es sólo el primer indicio de algo nuevo --adelanta--. Nos ha abierto años de investigación por delante".