Aumenta los niveles de una hormona que actúa como agente antidiabético y antiobesidad
BARCELONA, 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universitat de Barcelona (UB) y el Ciber de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (Ciberdem) han descubierto que una pequeña molécula administrada de forma oral logra mejorar la diabetes 2 y la enfermedad del hígado graso no alcohólico en ratones, al aumentar los niveles de una hormona clave en el avance contra estas patologías.
El estudio preclínico, publicado en 'British Journal of Pharmacology', ha demostrado que esta nueva molécula (EPB-53) aumenta los niveles de esta hormona (FGF21) en el hígado y en el plasma y "reduce la intolerancia a la glucosa y la esteatosis hepática en ratones alimentados con una dieta rica en grasas", ha explicado el jefe del grupo del Ciberdem, Manuel Vázquez-Carrera.
Los investigadores han confirmado que el uso de esta molécula podría dar paso a nuevas estrategias terapéuticas para tratar la diabetes mellitus de tipo 2 y esta enfermedad del hígado graso no alcohólico, de manera similar a lo que hacen los compuestos análogos a la hormona por vía subcutánea.
A diferencia de estos otros compuestos, que han mostrado efectos adversos, la nueva molécula no se tiene que inyectar: "Esperamos constatar en futuras investigaciones que no causarían los efectos adversos que se han descrito", ha afirmado Vázquez-Carrera, también miembro del Instituto de Biomedicina de la UB (IBUB).
"Estamos trabajando en el desarrollo de nuevos activadores" de este proceso que tengan mejores características farmacocinéticas para el tratamiento de ambas enfermedades, ha detallado el investigador.
DIANA TERAPÉUTICA
Esta hormona tiene un papel decisivo en el metabolismo energético como agente antidiabético y antiobesidad, está producida fundamentalmente por el hígado y se perfila como una diana terapéutica potencial para tratar la diabetes mellitus de tipo 2 y la enfermedad del hígado graso no alcohólico, que suelen iniciarse a causa de la obesidad y de la resistencia a la insulina.
Sin embargo, los compuestos análogos a esta hormona que han mostrado actividad farmacéutica en ensayos con animales se tienen que inyectar por vía subcutánea, y además, pueden generar efectos secundarios como pérdida de masa ósea y aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial.
Según el nuevo estudio preclínico, los niveles de esta hormona en hígado y plasma se pueden aumentar con esta molécula porque activa "una cinasa capaz de potenciar un factor de transcripción implicado en el aumento del FGF21, que reduce la intolerancia a la glucosa y la estetaosi hepática en ratones --uno de los casos más graves de la enfermedad del hígado graso--".
En el trabajo también han participado miembros de los equipos dirigidos por el investigador de la UB, el IBUB y el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD) Francisco Villarroya --también miembro del CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn)-- y el de la UB y el IBUB Santiago Vázquez.
La incidencia de la diabetes mellitus de tipo 2 se ha disparado en los últimos años y los fármacos disponibles no pueden controlar la progresión de la enfermedad en todos los pacientes, mientras que la enfermedad del hígado graso no alcohólico al 25% y no hay ningún fármaco específico aprobado para los casos más graves.