La mitad de las personas con trastorno bipolar desarrollan una adicción a sustancias como alcohol y cannabis

Archivo - Imagen de recurso de una persona co transtorno bipolar.
Archivo - Imagen de recurso de una persona co transtorno bipolar. - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / SHARON DOMINICK
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Publicado: viernes, 26 septiembre 2025 16:46

MADRID 26 Sep. (EUROPA PRESS) -

El psiquiatra del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, César Cárdenes, estima que aproximadamente el 50 por ciento de las personas con trastorno bipolar desarrollan a lo largo de su vida un trastorno por uso de sustancias como el alcohol y el cannabis.

"Es una cifra altísima si la comparamos con la población general, donde la prevalencia ronda el 10 por ciento. Los estudios muestran que las personas con trastorno bipolar tienen entre dos y tres veces más riesgo de desarrollar adicciones que la población general. Muchos recurren a sustancias como automedicación, pero a medio plazo esto empeora la evolución clínica", ha apuntado Cárdenas durante la celebración de las IV Jornadas de Patología Dual y Adicciones en Canarias, organizadas por la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).

Esta relación, además, es bidireccional, ya que, como ha destacado Cárdenes, el consumo de determinadas sustancias puede incrementar el riesgo de un primer episodio maníaco, especialmente en personas vulnerables. En ese sentido, ha añadido, el consumo de anfetaminas y/o cocaína puede multiplicar entre dos y cinco veces el riesgo; y el de cannabis, especialmente en usos intensivos y con alto THC, se asocia con el triple de riesgo de presentar un episodio maniaco y a un inicio más temprano del trastorno.

Según ha explicado Cárdenes, el alcohol y el cannabis son las sustancias que más frecuentemente conducen a las personas con trastorno bipolar a la adicción. Así, hasta un 30-40 por ciento de los pacientes bipolares presentan consumo problemático de alcohol, y un 20-25 por ciento de cannabis. En tercer lugar, estarían las sustancias estimulantes (cocaína, anfetaminas) que, aunque menos frecuentes, "se relacionan con mayor gravedad clínica y más hospitalizaciones".

La prevalencia de estas sustancias, no obstante, varía entre los episodios depresivos y los maníacos. "En fases depresivas solemos ver más consumo de alcohol y cannabis, buscando un efecto ansiolítico o hipnótico. Mientras que en fases de euforia o hipomanía aparecen más los estimulantes, que encajan con el estado de sobreactivación.

Esta coexistencia de una adicción y otro trastorno mental -en este caso el trastorno bipolar-, lo que se conoce como patología dual, se asocia según Cárdenes a un pronóstico "claramente peor". "Los pacientes tienen más hospitalizaciones, aumentan las recaídas y los estudios muestran que el riesgo de suicidio "se duplica en comparación con el trastorno bipolar sin consumo".

En ese sentido, el psiquiatra ha destacado la necesidad de un tratamiento "desde un enfoque integral e integrado" que aborde de forma simultánea ambos trastornos. "Tratar el trastorno bipolar y la adicción como si fueran problemas separados suele conducir a peores resultados. En cambio, cuando el plan terapéutico integra ambas esferas el pronóstico mejora de forma significativa: se reducen las recaídas, disminuyen las hospitalizaciones y aumenta la calidad de vida de los pacientes", ha indicado.

ENTRE EL 1-2% DE LA POBLACIÓN MUNDIAL TIENE TRASTORNO BIPOLAR

El trastorno bipolar es una condición de salud mental que provoca cambios inusuales en el estado de ánimo, los niveles de energía, los niveles de actividad y la capacidad de concentración de las personas, lo que puede dificultar la realización de tareas cotidianas. Esta condición se caracteriza por la presencia y la alternancia de episodios maníacos, donde la persona se siente extremadamente arriba, eufórica, irritable o energizada; y de episodios depresivos, caracterizados por la tristeza, la indiferencia, la desesperanzada y, en general, la sensación de estar "muy abajo".

Según diversos estudios epidemiológicos, se estima que alrededor del 1-2 por ciento de la población mundial podría estar afectada por esta condición que suele tener un inicio precoz, ya que la edad de debut promedio se sitúa a los 25 años y la prevalencia más alta se encuentra en el grupo de edad de los 18 a los 29 años (4,7%).

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