MADRID, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -
A pesar de las campañas sanitarias, el consumo de tabaco entre los adolescentes mayores de 16 a 18 años alcanza el 50 por ciento, y uno de cada cuatro adolescentes entre 12 y 14 años (25%) fuma regularmente, según informa la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP).
Aproximadamente el 10 por ciento de los fumadores tiene menos de 18 años y la mayoría de los fumadores se vuelve adicto al tabaco en la adolescencia. De los adultos fumadores, el 90 por ciento se iniciaron en el hábito de fumar en la infancia, destacan desde la organización.
En relación a estos datos, el presidente de la organización, Venancio Martínez, está convencido de que la principal estrategia para combatir la epidemia del tabaquismo es "promover la educación desde la infancia". "El consumo de tabaco debe afrontarse como un problema social cuya solución no pasa por la coerción, sino por la educación", agrega concretando que "evitar que un niño fume es económicamente más rentable que desintoxicar a un fumador y que tratar sus enfermedades".
En este sentido, las campañas de información tienen un "nivel de eficacia máximo y a partir del mismo ya no resultan rentables". Las medidas fuertemente coercitivas -como la Ley Antitabaco desde enero de 2006- tienen una "eficacia limitada", ya que existe un grupo de población sensible a las mismas, sostiene.
LA MITAD DE LOS NIÑOS EN EDAD ESCOLAR SON FUMADORES PASIVOS
La mitad de los niños en edad escolar tiene niveles significativos de sustancias tóxicas del humo del tabaco (cotinina) en sangre: son fumadores pasivos. La cotinina en sangre, explican, es un compuesto derivado de la nicotina que refleja el consumo de este alcaloide del tabaco durante los tres días previos, permitiendo identificar a las personas expuestas al tabaco.
Asimismo, el 42 por ciento de los niños con asma son fumadores pasivos, cuando "se conoce claramente la relación entre la exposición al humo del tabaco y la mala evolución de la enfermedad", critican los expertos.
Además del asma, los hijos de padres que fuman tienen más infecciones del oído, tosen y estornudan con más frecuencia, son más susceptibles para padecer bronquitis y neumonía, además aumentar el riesgo de algunos tumores (de cáncer de pulmón, cerebrales y leucemia). "Hasta el 15 por ciento de los tumores en la infancia se relacionan significativamente con el tabaquismo pasivo", indican.
MEDIDAS PARA REDUCIR EL CONSUMO
El Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo ha propuesto varias medidas para reducir el consumo: modificación de la fiscalidad, la regulación de la publicidad, la protección de los niños, la existencia de espacios sin humo, así como a las ayudas para dejar de fumar.
Por otro lado, estudios indican que prohibiciones integrales de la promoción podrían reducir el consumo entre un 6 y un 7 por ciento. El Parlamento Europeo ha dictado una normativa por la que todos los estados debieran prohibir totalmente los anuncios de tabaco desde el año 2006.
Martínez concluye que la solución a este problema pasa por una acción conjunta de los agentes implicados. "Existe un verdadero problema social, y son muchos los sectores involucrados (padres, educadores, médicos, la Administración y los medios de comunicación), por lo que es necesario que la Administración realice campañas en las que se expliquen las consecuencias reales del tabaquismo".