MADRID, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las variaciones individuales en la composición genética y las bacterias intestinales pueden explicar los diferentes efectos de los antibióticos en la presión arterial, según sugiere un nuevo estudio en ratas publicado en la revista 'Physiological Genomics'.
La microbiota intestinal es una mezcla de organismos que desempeñan un papel tanto en la salud como en el desarrollo de enfermedades, incluida la hipertensión. Así como los genes de los individuos varían, la microbiota intestinal de cada persona es diversa. Como los antibióticos matan bacterias dañinas para curar infecciones, también pueden eliminar bacterias útiles que mantienen una buena salud.
Debido a que la microbiota intestinal está relacionada con la presión arterial alta de un individuo, investigadores de la Universidad de Toledo (Estados Unidos) explican que "las respuestas hipertensivas individuales a los antibióticos pueden variar según la composición genética y su microbiota".
El equipo de investigación estudió dos cepas de ratas con una microbiota intestinal diferente, pero con una tendencia genética a la hipertensión. Las ratas Dahl desarrollan hipertensión arterial en respuesta a una dieta rica en sal, mientras que las ratas espontáneamente hipertensas (ratas SHR) se consideran un modelo animal de hipertensión arterial no relacionada con la sal alimentaria.
Los investigadores trataron ambas cepas con tres antibióticos comunes: la vancomicina, que trata la inflamación y la infección del colon (colitis); minociclina, para las infecciones del tracto urinario, el acné y ciertos tipos de infecciones de transmisión sexual; y
neomicina, que se usa para prevenir el colesterol alto y es un ingrediente activo en muchas cremas, ungüentos y gotas para los ojos.
El uso de antibióticos causó diferentes respuestas en las ratas Dahl y SHR, incluida la forma en que cada fármaco afectaba a su presión arterial. La presión arterial sistólica (la fuerza de la sangre que empuja las arterias mientras el corazón late) aumentó en las ratas Dahl cuando se trató con minociclina y neomicina, pero no cuando se administró vancomicina.
La minociclina también provocó que la presión arterial diastólica (la presión en las arterias mientras el corazón está en reposo) aumentara en las ratas Dahl. Las ratas SHR tratadas con cualquiera de los antibióticos experimentaron una caída en la presión arterial sistólica, o ningún cambio, como con la neomicina.
De acuerdo con el criterio de los investigadores, estos hallazgos sugieren que la composición genética juega "un papel importante" en cómo la presión arterial se verá afectada por el tratamiento con antibióticos. "Esto resalta la importancia de nuevos estudios para determinar el mecanismo detrás de estos diferentes efectos, y también plantea la cuestión de la seguridad en el uso de antibióticos por parte de pacientes con dolencias como la hipertensión", concluyen.