MADRID, 24 Ago. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW, por sus siglas en inglés), en Sydney, Australia, que estudian los microbios de algunos de los lagos más salados de la Antártida han descubierto una nueva forma en que los microbios pueden compartir ADN que podría ayudarles a crecer y sobrevivir. La investigación, basada en 18 meses de muestreo de agua en lugares antárticos remotos, incluso durante el frío extremo del invierno, podría arrojar luz sobre la historia evolutiva de los virus.
El equipo -que detalla su trabajo en un artículo que se publica este lunes en 'Nature Microbiology-- descubrió inesperadamente que una cepa de los microorganismos antárticos de la sal contenía plásmidos --pequeñas moléculas de ADN que pueden replicarse independientemente en una célula huésped-- y que a menudo contienen genes útiles para un organismo.
"A diferencia de los virus, que se encierran en una capa proteica protectora, los plásmidos, por lo general, se mueven alrededor del contacto de célula a célula, o como una pieza de ADN desnuda", dice el líder del equipo de investigación, el científico de UNSW Rick Cavicchioli.
"Pero los plásmidos que encontramos en los microbios antárticos se disfrazaban de virus, produjeron proteínas que entraron en la membrana del huésped, lo que permitió que la membrana brotara conteniendo el ADN plasmídico. Los brotes de membranas, llamados vesículas de membrana, permitieron a los plásmidos infectar microbios de la misma especie que no tenían ningún plásmido presente, y luego replicarse en el nuevo huésped", describe.
LOS PLÁSMIDOS, POSIBLE ORIGEN DE LOS VIRUS
La primera autora del estudio, la doctora Susanne Erdmann, subraya: "Ésta es la primera vez que se documenta este mecanismo y podría ser un precursor evolutivo de algunas de las capas protectoras más estructuradas que los virus han desarrollado para ayudarlos a propagarse y convertirse en exitosos invasores. Este hallazgo sugiere que algunos virus pueden haber evolucionado a partir de plásmidos".
Los microbios antárticos estudiados por los investigadores se llaman 'Haloarchaea' y se sabe que son promiscuos, intercambiando ADN fácilmente entre sí. Pueden sobrevivir en Deep Lake, un lago de 36 metros de profundidad que es tan salado que permanece en forma líquida hasta una temperatura de menos 20 grados. El lago, que está a unos cinco kilómetros de la estación Davis de Australia, se formó hace unos 3.500 años cuando el continente antártico se elevó, aislando una parte del océano.
Los microbios 'Haloarchaea' que contenían los plásmidos se aislaron a partir de muestras de agua muy raras recogidas de las islas Rauer, a unos 35 kilómetros. "También descubrimos que los plásmidos podrían tomar parte del ADN del microbio huésped, integrarlo en su propio ADN, producir vesículas de membrana alrededor de sí mismos y luego infectar otras células --dice Cavicchioli--. Los hallazgos son por lo tanto relevantes para la ciencia antártica, así como la biología en su conjunto".