MADRID, 30 May. (EUROPA PRESS) -
Científicos han encontrado una conexión entre las bacterias en el intestino y las respuestas inmunes antitumorales en el hígado. Su estudio, publicado este viernes en 'Science', y dirigido por investigadores del Centro de Investigación del Cáncer (CCR, por sus siglas en inglés) del Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, mostró que las bacterias que se encuentran en el intestino de los ratones afectan a la función inmune antitumoral del hígado.
Los hallazgos tienen implicaciones para comprender los mecanismos que conducen al cáncer de hígado y los enfoques terapéuticos para tratarlos.
"Lo que encontramos usando diferentes modelos de tumores es que, si se tratan ratones con antibióticos y se agotan ciertas bacterias, se puede cambiar la composición de las células inmunes del hígado, lo que afecta al crecimiento del tumor en el hígado --apunta Tim Greten, del CCR del NCI, quien dirigió el estudio--. Éste es un gran ejemplo de cómo lo que aprendemos de la investigación básica puede darnos una idea del cáncer y posibles tratamientos".
El microbioma es la colección de bacterias y otros microorganismos que viven dentro o sobre el cuerpo. En los humanos, la mayor proporción del microbioma total del cuerpo está en el intestino. A pesar de la extensa investigación sobre la relación entre el microbioma intestinal y el cáncer, el papel de las bacterias intestinales en la formación del cáncer de hígado ha permanecido poco conocido.
Para investigar si las bacterias intestinales afectan al desarrollo de tumores en el hígado, el doctor Greten y su equipo llevaron a cabo una serie de experimentos con roedores. Utilizaron tres modelos de cáncer de hígado de ratón y descubrieron que cuando reducían las bacterias intestinales usando un "cóctel" de antibióticos, los animales tratados con antibióticos desarrollaban menos tumores de hígado pequeños y tenían metástasis reducidas en el hígado.
Los investigadores estudiaron a continuación las células inmunes en el hígado para comprender cómo el agotamiento de las bacterias intestinales reprimió el crecimiento tumoral en el hígado de los ratones tratados con antibióticos. El tratamiento con antibióticos elevó el número de un tipo de célula inmune llamada células NKT en los hígados de los ratones.
UNA ESPECIE BACTERIANA, CLAVE
Experimentos adicionales mostraron que, en los tres modelos de ratón, la reducción en el crecimiento del tumor hepático que resultaba del tratamiento con antibióticos dependía de estas células NKT. Luego, descubrieron que la acumulación de las células NKT en el hígado era el resultado de un incremento en la expresión de una proteína llamada CXCL16 en las células que recubren el interior de los capilares en el hígado.
"Nos preguntamos, ¿por qué los ratones tratados con antibióticos tienen más producción de CXCL16 en estas células endoteliales? --relata Greten--. Ése fue el punto crítico, cuando descubrimos que los ácidos biliares pueden controlar la expresión de CXCL16. Luego, realizamos más estudios y descubrimos que si tratamos a los ratones con ácidos biliares, en realidad podemos cambiar el número de células NKT en el hígado, y, por lo tanto, la cantidad de tumores en el hígado".
Los ácidos biliares se forman en el hígado y ayudan a descomponer las grasas durante la digestión. Finalmente, los investigadores encontraron que una especie bacteriana, 'Clostridium scindens', controla el metabolismo de los ácidos biliares en el intestino del ratón y, en última instancia, la expresión de CXCL16, la acumulación de células NKT y el crecimiento tumoral en el hígado.
El doctor Greten explica que, aunque muchos estudios han demostrado una asociación entre las bacterias intestinales y la respuesta inmune, este trabajo es significativo porque identifica no solo una correlación, sino un mecanismo completo de cómo las bacterias afectan a la respuesta inmune en el hígado. En el mismo estudio, los autores encontraron que los ácidos biliares también controlan la expresión de la proteína CXCL16 en el hígado de los humanos y escribieron que, aunque estos resultados son preliminares, el nuevo mecanismo descrito en este estudio podría aplicarse potencialmente a pacientes con cáncer.