MADRID 27 Ago. (EUROPA PRESS) -
Científicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) recogen las investigaciones sobre la presencia y los efectos de partículas plásticas en los ecosistemas y el ser humano en el nuevo título de la colección '¿Qué sabemos de?' (CSIC-Catarata) y concluyen que "la evidencia acumulada indica que los micro y nanoplásticos no son inofensivos".
Las investigadoras M. Victoria Moreno-Arribas, Cinta Porte, Amparo López-Rubio y M. Auxiliadora Prieto explican las propiedades de los micro y nanoplásticos, cómo pasan a formar parte de los ecosistemas y las vías de exposición humana a estas partículas.
En el libro 'Micro y nanoplásticos' las científicas también describen los estudios que hay sobre la contaminación por micro y nanoplásticos, los riesgos reales conocidos y señalan las lagunas que aún persisten en relación con su presencia, exposición, efectos potenciales y regulación.
"Aunque todavía tengamos más preguntas que respuestas, la evidencia acumulada en los últimos años apunta de forma clara a que los micro y nanoplásticos no son inofensivos", afirman las autoras.
Los microplásticos (MP) son fragmentos con tamaño inferior a 5 milímetros, mientras que los nanoplásticos (NP) incluyen partículas con tamaños inferiores a 1 micra, es decir, mil veces más pequeñas que 1 milímetro.
En cuanto a su origen, se distingue entre microplásticos primarios, que ya se fabrican en formatos pequeños y se añaden a productos como fertilizantes, cosméticos o detergentes, y los microplásticos secundarios, que provienen de artículos como bolsas, juguetes o ropa y se fragmentan progresivamente por la acción del aire, el sol y el agua en trozos cada vez más pequeños.
Según las investigadoras, la mayor preocupación en torno a estos materiales invisibles para el ojo humano deriva, por un lado, de su ubicuidad -se han encontrado prácticamente en todos los lugares del planeta donde se han buscado-, y, por otro, del hecho de que no son biodegradables.
"Se ha demostrado que la contaminación por microplásticos es extremadamente persistente, casi imposible de eliminar una vez se han liberado, y que se acumula de manera progresiva en el medioambiente", señalan.
Además, advierten de que "la estructura de estos materiales hace que sean capaces de absorber o adsorber contaminantes del ambiente y transportarlos o liberarlos, de manera que actúan de vectores para la distribución de tóxicos, plagas o incluso de microorganismos patógenos".
Y todo esto ocurre por la 'adicción' al plástico. Su versatilidad, durabilidad y bajo coste son algunas de las propiedades que lo han convertido en uno de los materiales más usados.
Se estima que desde mediados del siglo XX se han producido más de 8.000 millones de toneladas de plásticos, lo que equivale a más de una tonelada por habitante del planeta.
Sin embargo, no todos los plásticos se emplean de la misma forma ni tienen el mismo impacto ambiental. Las expertas del CSIC indican que no es lo mismo un plástico destinado al sector eléctrico, con una larga vida útil y excelentes propiedades como aislante, que los denominados plásticos de un solo uso, utilizados principalmente en envases.
Estos últimos pasan rápidamente a engrosar la ingente cantidad de residuos generados cada día y constituyen la principal fuente de contaminación. De hecho, el envasado representa más del 40% del consumo total de plásticos a nivel mundial.
Estudios recientes demuestran que la entrada de plásticos en los ecosistemas terrestres es del orden de 10 a 40 millones de toneladas anuales, es decir, entre 3 y 10 veces más que la que se estima que alcanza en mares y océanos.
En los ecosistemas acuáticos la presencia de plásticos cuenta con imágenes ya icónicas como la espectacular isla de basura del Pacífico norte, pero esas formaciones son solo la punta del iceberg. "Se calcula que el 85% del plástico que entra en los océanos permanece oculto bajo el agua, acumulado en sedimentos a grandes profundidades", explican las autoras.
Y es que la basura oceánica prolifera de tal forma que hasta el Foro Económico Mundial prevé que en 2050 los océanos podrían contener más toneladas de plástico que de peces.
Los plásticos entran en contacto con los organismos y pueden introducirse en su interior. Se han reportado partículas de plástico en más de 1.300 especies acuáticas y terrestres incluyendo peces, mamíferos, aves e insectos.