MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación ha comprobado que la mejor manera de calmar a un bebé que llora es caminar 5 minutos llevándole en brazos y luego sentarse 8 minutos antes de acostarle, según publican en la revista 'Current Biology'.
Dirigido por Kumi Kuroda, del Centro RIKEN para la Ciencia del Cerebro (CBS), en Japón, el estudio detalla cómo afecta fisiológicamente a los bebés que lloran el hecho de cogerlos en brazos y acostarlos. Los datos arrojan una técnica sencilla pero eficaz que aumenta las posibilidades de conseguir que un bebé que llora se calme y duerma en la cama.
Kuroda y su equipo descubrieron una "respuesta de transporte" en las crías de ratón angustiadas y en los bebés humanos, en la que los bebés se calman cuando son cargados por sus madres. La respuesta es una compleja serie de procesos biológicos paralelos que dan lugar a una reducción del llanto y de la frecuencia cardíaca, lo que ayuda a los padres a transportar a los bebés.
El estudio utilizó una máquina de electrocardiograma (ECG) para bebés y cámaras de vídeo para comparar sistemáticamente los cambios en el ritmo cardíaco y el comportamiento mientras las madres realizaban actividades que se utilizan habitualmente para calmar a los bebés, como llevarlos en brazos, empujarlos en un cochecito y sostenerlos sentados.
Durante estas actividades se registraron datos de bebés que lloraban, estaban despiertos y tranquilos o dormían. En cada latido, se evaluaba el comportamiento como dormido, alerta o llorando, y se puntuaba en consecuencia. De este modo, los investigadores pudieron seguir los cambios tanto en el comportamiento como en la fisiología con una precisión de sub-segundos.
En primer lugar, como explica Kuroda, comprobaron que "caminar durante cinco minutos fomentaba el sueño, pero sólo en el caso de los bebés que lloraban. Sorprendentemente, este efecto estaba ausente cuando los bebés ya estaban tranquilos de antemano", señala.
Entre los bebés estudiados, todos habían dejado de llorar al final del paseo de cinco minutos y habían reducido su ritmo cardíaco, y aproximadamente la mitad estaban dormidos. En segundo lugar, sentar y sostener a los bebés que lloraban no los calmaba sino que las frecuencias cardíacas tendían a aumentar y el llanto persistía.
La medición de los latidos del corazón permitió a los investigadores diseccionar el efecto de cada microactividad mientras se manipulaba a los bebés y descubrieron que los bebés eran extremadamente sensibles a todos los movimientos de sus madres. Por ejemplo, las pulsaciones aumentaban cuando las madres se giraban o cuando dejaban de caminar. El hecho más significativo que perturbaba a los bebés dormidos ocurría justo cuando se separaban de sus madres.
Todas las madres han experimentado la decepción de que un bebé finalmente dormido se despierte de nuevo tras ser acostado. Los investigadores identificaron el problema gracias a los datos de los latidos del corazón.
"Aunque no lo predijimos --dice Kuroda--, el parámetro clave para acostar con éxito a los bebés dormidos era la latencia desde el inicio del sueño". Los bebés solían despertarse si se les acostaba antes de que tuvieran unos 8 minutos de sueño".
Por ello, basándose en los datos, Kuroda recomienda que cuando los bebés lloren demasiado y no puedan dormir, las madres los lleven en brazos de forma constante durante unos 5 minutos, con pocos movimientos bruscos, seguidos de unos 8 minutos de estar sentados antes de acostarlos para dormir.
Aunque este procedimiento no aborda el motivo por el que algunos bebés lloran en exceso y no pueden dormir, ofrece una solución inmediata que puede ayudar a los padres de los recién nacidos. Además, los investigadores reconocen la utilidad de los datos del ritmo cardíaco en esta época de dispositivos de fitness portátiles.
"Estamos desarrollando un dispositivo wearable 'baby-tech' con el que los padres pueden ver los estados fisiológicos de sus bebés en su smartphone en tiempo real --anuncia Kuroda--. Al igual que el entrenamiento físico basado en la ciencia, podemos hacer una crianza basada en la ciencia con estos avances, y esperamos ayudar a los bebés a dormir y reducir el estrés de los padres causado por el llanto excesivo de los bebés".