MADRID, 29 Ago. (EUROPA PRESS) -
La directora del Laboratorio de Farmacología del Comportamiento Humano de la Universidad de Chicago (Estados Unidos), la doctora Harriet de Wit, ha revelado que sustancias psicodélicas como el MDMA o el LSD "transforman" las conexiones humanas, mejorando los sentimientos de conexión social durante las interacciones interpersonales, lo que tiene "profundas implicaciones" para el tratamiento de los trastornos relacionados con el trauma a nivel mundial.
"Drogas como el MDMA y dosis bajas de LSD producen alteraciones inusuales en los estados internos autopercibidos, como sentimientos de empatía, asombro y unidad con el entorno", ha señalado De Wit durante una entrevista realizada por 'Genomic Press' y publicada en la revista 'Psychedelics'.
Su trabajo de los últimos 15 años se ha centrado en las drogas que denomina como aquellas "que alteran la mente", planteando que este tipo de experiencias "podrían representar aspectos universales de la conciencia humana que unen a la humanidad en lugar de dividirla.
Estos estados psicológicos son casi "imposibles de evaluar" en animales no verbales, motivo por el que ha subrayado el "reto" de traducir las observaciones conductuales entre especies, lo que le ha llevado a desarrollar metodologías innovadoras que acortan la distancia entre la investigación con animales y los estudios con humanos.
Estas metodologías han llevado a su equipo a realizar hallazgos "revolucionarios" sobre las sustancias psicodélicas y los problemas de salud mental, estableciendo nuevos paradigmas que influyen en los protocolos terapéuticos en todo el mundo, desde terapias para el trastorno de estrés postraumático hasta la ciencia de las adicciones.
Entre sus hallazgos se encuentran que los fumadores humanos, al igual que las ratas de laboratorio, muestran un aumento en el ansia, en lugar de una disminución, tras largos periodos de abstinencia, lo que ha conllevado "importantes implicaciones" para las estrategias de tratamiento de adicciones.
Además, su actual investigación sobre microdosis y neuroplasticidad inducida por fármacos permite establecer nuevos marcos para comprender la consciencia.