MADRID 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Normandale Community College en Bloomington, Estados Unidos, han descubierto que sólo el 7,5 por ciento de los delitos cometidos por personas con un trastorno mental grave están directamente relacionado con alguno de los síntomas de la enfermedad que padecen, según los resultados publicados por la Asociación Americana de Psicología en la revista 'Law and Human Behavior'.
Los investigadores analizaron 429 delitos cometidos por 143 delincuentes con tres de los principales trastornos mentales (depresión, esquizofrenia y trastorno bipolar). Sin embargo, vieron que sólo el 3 por ciento de sus crímenes estaban directamente relacionados con los síntomas de una depresión mayor, el 4 por ciento con los síntomas de la esquizofrenia y el 10 por ciento en el caso de los afectados por un trastorno bipolar.
"Cuando oímos hablar de delitos cometidos por personas con enfermedad mental, se suele destacar con grandes titulares la dolencia que padecen, pero la gran mayoría de estas personas no son violentas", ha admitido Jillian Peterson, autor del estudio.
El estudio fue realizado con antiguos acusados por un tribunal de salud mental de Minneapolis, que completaron una entrevista de dos horas sobre su historial criminal y los problemas de salud mental que padecían.
El estudio no encontró patrones predecibles que vincularan la conducta criminal con los síntomas propios de su enfermedad mental. De hecho, dos tercios de los delincuentes que habían cometido delitos directamente relacionados con sus síntomas de enfermedad mental también tenían antecedentes penales vinculados a otras razones, como la pobreza, el paro, la falta de vivienda y el abuso de sustancias, según la investigación.
"¿Hay un pequeño grupo de personas con enfermedad mental que comete crímenes una y otra vez como consecuencia de su enfermedad? Nosotros no lo hemos encontrado en este estudio", dijo Peterson.
Además de las entrevistas con los delincuentes, los investigadores revisaron los archivos de sus antecedentes penales para ver si había alguna relación con los síntomas de la enfermedad, bien de alucinaciones y delirios en el caso de la esquizofrenia, impulsividad y conductas de riesgo en el caso del trastorno bipolar, o de desesperanza o comportamientos suicidas, en el caso de la depresión.
A la hora de clasificar los crímenes, los autores podían determinar si había relación con los síntomas en la medida en que estos síntomas contribuyeron a la causa del delito.
Cuando los síntomas tenían algo que ver pero no eran el único motivo, el porcentaje de delitos atribuidos a los síntomas de la enfermedad mental aumentó del 7,5 por ciento al 18 por ciento. Y en el caso de los delitos cometidos por los participantes con trastorno bipolar, el 62 por ciento fueron directa o principalmente relacionada con los síntomas, en comparación con el 23 por ciento de los que padecían esquizofrenia y el 15 por ciento de los que presentaban un cuadro depresivo.
Casi dos tercios de los participantes en el estudio eran del sexo masculino, con unos 40 años de media, y el 85 por ciento presentaba además trastornos por abuso de sustancias.