MADRID, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -
A pesar de que cada vez es más frecuente que en los campamentos de verano haya niños con algún tipo de alergia y asma, la mayoría de estos no están preparados para atenderlos, ya que carecen de personal formado, de protocolos de actuación (en caso de la anafilaxia) e incluso de adrenalina en el botiquín, según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).
En concreto, gracias a un análisis de 30 páginas web de campamentos realizado por SEICAP, se pudo comprobar que solo el 23 por ciento disponía de servicio de enfermería y, de ellos, solo una quinta parte tenía enfermera. Además, en el caso de las alergias a alimentos, un estudio realizado en campamentos y publicado en 'The Journal of Allergy and Clinical Immunology' evidenció que estos centros no tenían disponible autoinyectores de adrenalina para los niños que sufren este tipo de alergias y que, además, más de la mitad de ellos no lo llevó de casa.
Esto es "importante" ya que, en el caso de la anafilaxia y las alergias alimentarias, estas cada vez son más frecuentes y hay que tener en cuenta que el riesgo de ingesta accidental en estos lugares es "bastante alto", con lo que el peligro de sufrir anafilaxia es mayor, según el coordinador del Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria de la SEICAP, Juan Carlos Juliá. "Por eso es imprescindible contar con protocolos de prevención para evitar accidentes y con dos autoinyectores de adrenalina en los botiquines para usar en caso de emergencia", ha destacado.
La anafilaxia es "una reacción alérgica y una de las situaciones agudas más graves en pediatría y se caracteriza por la asociación de síntomas que afectan de manera simultánea a varios órganos: la piel y el aparato respiratorio, digestivo y cardiovascular", según ha explicado el coordinador del Grupo de Trabajo de Anafilaxia de la SEICAP, Carlos Sánchez Salguero.
Por todo ello, llevar a cabo ciertas medidas de prevención sería lo adecuado para que así los campamentos de verano cumplan unas "mínimas" garantías de seguridad para los niños con alergias a alimentos, y desde SEICAP contemplan designar un grupo de personas específico para el cuidado del niño.
"El personal encargado debe conocer el historial completo del menor, donde se especifique el tratamiento a seguir, custodiar la medicación y saber utilizarla en caso de anafilaxia, pues lo más importante es estar preparados y prevenir que los accidentes sucedan. Con un personal de cocina informado sobre las dietas especiales que tiene que hacer, y cómo deben preparar los platos, y unos monitores formados en alergias alimentarias se puede conseguir", ha afirmado el doctor Juliá. Aún así, ha añadido, "lo ideal sería que los campamentos tuvieran personal sanitario cuando cuenten con casos de enfermedades crónicas de este tipo".
EL MANUAL DE ANAFILAXIA PEDIÁTRICA
Por lo tanto, disponer de un protocolo para estos casos es fundamental según SEICAP, pues se han visto casos en los que, por no actuar con conocimiento y rapidez, los niños han perdido la vida al tomar un alimento al que no eran alérgicos y, por ello, para facilitar la atención y detección de la anafilaxia infantil en casos como estos, el Grupo de Trabajo de Anafilaxia de la SEICAP ha desarrollado el 'Manual de Anafilaxia Pediátrica'.
En Pediatría, la anafilaxia tiene ciertas peculiaridades, ya que puede presentar características diferentes en función de las edades de los niños tanto en los desencadenantes, como su manifestación o pronóstico.
"Por ello hemos desarrollado un manual que va a permitir mejorar el diagnóstico y el tratamiento del menor con anafilaxia", ha señalado el doctor Sánchez Salguero, una publicación en la que se incluye un decálogo para aplicar en los campamentos de verano, entre los que se encuentran puntos como "la prevalencia de anafilaxia en niños está aumentando considerablemente", "la anafilaxia es la reacción alérgica más grave que puede producirse, se instaura rápidamente y puede ser mortal" o "tras sufrir una anafilaxia, el pediatra deberá prescribir al niño al menos dos autoinyectores de adrenalina y enseñarle su manejo, y el niño y/o su familia lo deberán llevar siempre consigo".
Además, la SEICAP subvenciona cada año campamentos y colonias educativas para niños asmáticos y con alergias alimentarias entre los 8 y los 14 años. En estos centros "si existe un control sanitario y personal formado en alergias infantiles que enseñan a los niños a convivir con su enfermedad de forma divertida", ha concluido el doctor Juliá.