MADRID, 11 Abr. (EUROPA PRESS) -
Estudios previos han demostrado que a los pacientes casados con cáncer les va mejor que a los enfermos de cáncer no casados, sobreviviendo con más frecuencia y durante más tiempo.
Un nuevo estudio, publicado este lunes en la revista 'Cancer', investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, informan que los beneficios de estar casado varían según la raza y el origen étnico, con los varones solteros blancos no hispanos con el peor resultado: una tasa de mortalidad un 24 por ciento más alta que sus contrapartes casadas.
Las mujeres solteras también presentaban mayor mortalidad que las mujeres casadas, pero la diferencia fue menos significativa que en los hombres. Las mujeres blancas no hispanas solteras tuvieron un aumento del 17 por ciento de la mortalidad frente a las que estaban casadas, mientras que las mujeres solteras de Asia/Islas del Pacífico experimentaron un aumento del 6 por ciento en muerte por cáncer en comparación con sus homólogas casadas.
"Los oncólogos deben ser conscientes de que un incremento en la mortalidad por cáncer es un resultado real entre las personas solteras --dice María Elena Martínez, de la Cátedra M. Walton de Investigación del Cáncer del Centro de Cáncer de la Universidad de California, en San Diego, y autora principal del estudio--. Los médicos que tratan a pacientes solteros deben preguntar si hay alguien dentro de su red social disponible para ayudarle a la persona física y emocionalmente durante el tratamiento. Se debe prestar más atención a este efecto en la salud consistente y adverso de no estar casado".
El número de adultos solteros en Estados Unidos es cada vez mayor, pasando del 10 por ciento en 1960 al 23 por ciento en 2012 entre los hombres y del 8 al 17 por ciento entre las mujeres. Los investigadores dicen que también es probable que el aumento en la mortalidad por cáncer continúe subiendo y sugieren más trabajo para estudiar la asociación entre el matrimonio y la mortalidad por cáncer para ayudar a informar sobre las decisiones futuras que pueden reducir las disparidades del cáncer.
En el estudio, se emplearon datos completos del Registro de Cáncer de California para estudiar a 393.470 hombres y 389.697 mujeres. Además de la diferencia basada en la raza y la etnia, los autores encontraron variaciones en base a su lugar de nacimiento.
Pacientes solteros nacidos fuera de Estados Unidos experimentaron mejores tasas de supervivencia en comparación con los nacidos en el país. Hubo una diferencia significativa en el descenso entre las mujeres de origen hispano, así como la bajada en hombres y mujeres de Asia/Islas del Pacífico que han nacido en Estados Unidos en comparación con sus contrapartes nacidos en el extranjero.
LOS LAZOS FAMILIARES Y SOCIALES, CLAVE PARA LA SUPERVIVENCIA
"Los resultados sugieren que cuanto más adopte una persona la cultura de Estados Unidos, más impacta en la supervivencia del cáncer", dice Martínez, co-directora del programa de Investigación del Cáncer para reducir las diferencias en el Centro del Cáncer Moores. "Nuestra hipótesis es que los blancos no hispanos no tienen la misma red social que las demás culturas que tienen lazos más fuertes con la familia y amigos fuera del matrimonio. A medida que los individuos se aculturan tienden a perder esos vínculos", subraya.
"También se ha demostrado que las mujeres buscan ayuda por problemas de salud con más frecuencia que los hombres y las mujeres tienden a recordar a las parejas que vean a sus médicos y lleven un estilo de vida saludable", añade. Los datos no incluyen información sobre comorbilidades, cambios en el estado civil después de un diagnóstico de cáncer o en parejas no casadas que viven juntas, que pueden diferir entre los diferentes grupos étnicos/raza.
En un documento complementario, Scarlett L. Gómez, científico de investigación en el Instituto de Prevención del Cáncer de California e investigador principal del estudio, y otros co-autores como Martínez, analizaron el impacto del estatus socioeconómico en la supervivencia del cáncer. Los patrones en el estudio dirigido por Martínez se explicaron mínimamente por los mayores recursos económicos entre los pacientes casados, incluyendo el tener un seguro médico privado y vivir en barrios de nivel socioeconómico más elevado.