MADRID, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
El 20 por ciento de la población española sufre rinitis alérgica y más de la mitad de estos pacientes, en torno al 60 por ciento, ve alterada su actividad diaria como consecuencia de su alergia, según datos de un estudio del Hospital Quirón de Barcelona.
El trabajo se realizó a partir de los cerca de 3.000 pacientes que han acudido a consulta al Servicio de Alergología en el último año. De hecho, el trabajo también reveló como la llegada de la primavera y las consiguientes alergias a distintos tipos de polen suponen un incremento de las visitas a estos servicios de hasta un 30 por ciento.
La rinitis, los problemas respiratorios derivados de esta, la dermatitis atópica y la conjuntivitis alérgica son los síntomas más habituales de las alergias a pólenes.
"El objetivo fundamental del alergólogo es intentar identificar el alérgeno responsable y así ofrecer un tratamiento integral con el fin de prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades alérgicas", señala la doctora Milagros García Pérez, alergóloga de Hospital Quirón Vitoria.
No obsante, los expertos reconocen que también se pueden tomar medidas cuando se produce la irrupción de los pólenes y no se puede echar mano de la inmunoterapia (las denominadas vacunas antialérgicas, con las que se administra progresiva y crecientemente un extracto de los pólenes que producen la alergia al paciente).
En estos casos, se debe tener en cuenta que normalmente hay menor concentración en el interior de edificios y cerca del mar y, asimismo, que los peores días son aquellos de viento, secos y soleados.
Asimismo, ha explicado Joaquín Martín, del servicio de alergología de Hospital Quirón A Coruña, se aconseja además mantener las ventanas del dormitorio cerradas, viajar con las ventanillas del coche subidas, evitar salidas al campo en plena propagación y utilizar gafas de sol.
TRATAMIENTO SINTOMÁTICO
A estas medidas preventivas cabe añadir el tratamiento sintomático de la enfermedad, que se basa en el uso de antihistamínicos en comprimidos, colirios oculares y aerosoles nasales con corticoesteroides. En caso de acompañarse de asma, se suelen utilizar los inhaladores de rescate (broncodilatadores) y los de cortioesteroides, todo siempre bajo estricto control médico.
"Estos procesos no curan la enfermedad, simplemente la alivian", reconoce este experto, que aconseja acudir a la consulta del especialista en alergología para diagnosticar con exactitud a qué polen se es alérgico y preparar con tiempo una vacuna, antes de la siguiente temporada, que es cuando "el tratamiento es realmente curativo".
Del mismo modo, los expertos reconocen que es frecuente que las personas que padecen alergia al polen o rinitis estacional también padezcan dermatitis atópica, que consiste en la aparición de lesiones con eritematosas (rojeces), con picor que frecuentemente van unidas a descamación de la piel.
En los alérgicos estas heridas pueden aparecer en los párpados, los labios o en cualquier otra zona de la piel, ha añadido Maria José García Fernández de Villalta, jefa del servicio de dermatología de Hospital Universitario Quirón Madrid. El tratamiento habitual para estas lesiones son los corticoides o los inmunomoduladores tópicos.
PICOR EN LOS OJOS, AFECTA AL 90% DE LOS PACIENTES
En primavera también se produce un aumento de la incidencia de alergia ocular debido al aumento de polen en el aire. El doctor Emmanuel Barberá, oftalmólogo del Centro Oftalmológico Quirón A Coruña, nos indica que el síntoma principal de la alergia ocular es el picor que aparece en el 90 por ciento de los pacientes, y en la mayoría de los casos se acompaña de ojo rojo, escozor y lagrimeo.
Asimismo, los pacientes a menudo también refieren sensación de cuerpo extraño, fotofobia, edema palpebral y secreción mucosa.
En estos casos, la mejor manera de prevenir la alergia ocular es evitar el contacto con el alérgeno que la desencadena, por lo que una vez más resulta fundamental tener identificado cuál se trata.
También puede ayudar lavarse frecuentemente los ojos con suero fisiológico o utilizar lágrimas artificiales con el fin de eliminar el alérgeno de la superficie ocular, así como aplicar compresas frías. Y durante las crisis, es preferible usar gafas en lugar de lentes de contacto y, a diferencia de lo que habitualmente se cree, no conviene frotarse los ojos ya que puede empeorar el picor.