Se da principalmente en obesos de mayor edad y va acompañada normalmente de hipertensión arterial, colesterol y elevado riesgo cardiovascular
MADRID, 23 Abr. (EUROPA PRESS) -
Más de la mitad de los pacientes con diabetes tipo II no sabe que tiene la enfermedad y su diagnóstico se retrasa en 10 años desde su aparición, según ha señalado el doctor Juan Caro, endocrino del Hospital Vithas Nisa Virgen del Consuelo.
Tal y como explica Caro, es importante hacer screening a pacientes de riesgo, como es la población mayor de 45 años o menores de 45 años con factores de riesgo. De hecho, ha recordado los últimos estudios muestran que las cifras de diabéticos van en aumento y se calcula que para dentro de 25 años casi 500 millones de personas en todo el mundo estarán afectadas de diabetes.
Además, ha añadido que es clave saber diferenciar entre los dos tipos de diabetes. La tipo I es una enfermedad crónica autoinmune en la que el páncreas de una persona deja de producir insulina, que es la hormona que permite al cuerpo obtener energía de la comida, mientras que la tipo II responde a un desorden metabólico en que el cuerpo humano produce insulina, pero sin posibilidades de utilizarla de forma eficiente.
La diabetes tipo I se da en pacientes jóvenes y delgados y suele presentar síntomas al diagnóstico como volumen de orina elevado, sed, pérdida de peso, aumento de apetito, incluso náuseas y vómitos, pero la de tipo II es asintomática y se da principalmente en sujetos obesos de mayor edad y habitualmente acompañado de otras enfermedades como hipertensión arterial, colesterol y elevado riesgo cardiovascular.
"El tratamiento para la diabetes tipo I debe ser tratada con la administración de insulina y la de tipo II con medidas higiénico-dietéticas, medicación oral y en ocasiones con insulina", ha detallado el doctor Caro, quien ha puntualizado que recientemente también se ha planteado la cirugía metabólica como uno de los tratamientos de este tipo de diabetes.
En cuanto a los fármacos orales, afirma que actualmente se está viviendo una "verdadera revolución" en el tratamiento con los fármacos incretinmeticos y los glucosúricos. "Estos últimos han aportado diferentes mejoras como disminución de la mortalidad cardiovascular en un 38 por ciento en los pacientes diabéticos y han permitido la disminución del uso de insulina", asegura.