MADRID, 8 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los inhaladores son el tratamiento de primera línea para el asma y la EPOC, pero tienen un alto costo ambiental, según un nuevo estudio de UCLA Health (Estados Unidos) el más grande hasta la fecha que cuantifica las emisiones relacionadas con los inhaladores en los Estados Unidos.
Los investigadores descubrieron que los inhaladores han generado más de 2 millones de toneladas métricas de emisiones de carbono anualmente durante la última década, equivalente a las emisiones de aproximadamente 530.000 automóviles a gasolina en la carretera cada año.
El estudio, publicado en 'JAMA', analizó las emisiones de los tres tipos de inhaladores aprobados para el asma o la EPOC entre 2014 y 2024. Se descubrió que los inhaladores de dosis medida eran los más perjudiciales para el medio ambiente, representando el 98% de las emisiones durante el período de diez años. Los inhaladores de dosis medida contienen propelentes de hidrofluoroalcano (HFA), que son potentes gases de efecto invernadero que se usaban ampliamente en productos como los aerosoles.
Los otros tipos de inhaladores, que incluyen los inhaladores secos y los inhaladores de polvo suave, son menos perjudiciales para el medio ambiente, ya que administran el medicamento a los pulmones sin necesidad de propelentes.
"Los inhaladores contribuyen a la creciente huella de carbono del sistema sanitario estadounidense, poniendo en riesgo a muchos pacientes con enfermedades respiratorias crónicas", declara el doctor William Feldman, neumólogo e investigador de servicios de salud de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA y autor principal del estudio. "El lado positivo es que existe una gran oportunidad para implementar cambios que protejan tanto a los pacientes como al planeta mediante el uso de alternativas con menores emisiones".
Los investigadores realizaron el estudio utilizando una completa base de datos estadounidense que registra las prescripciones de inhaladores según el Código Nacional de Medicamentos. Las emisiones se estimaron mediante estudios académicos validados y se analizaron por tipo de fármaco, tipo de dispositivo, tipo de propelente, clase terapéutica, marca, fabricante, pagador y administrador de beneficios farmacéuticos.
Los investigadores planean ampliar su investigación para examinar las emisiones relacionadas con los inhaladores en poblaciones específicas de pacientes, como la población de Medicaid. También compararán los resultados clínicos entre inhaladores de baja y alta emisión de la misma clase terapéutica y explorarán estrategias de precios y patentes que las compañías farmacéuticas podrían utilizar al implementar tecnologías de inhaladores de baja emisión.
"Un primer paso clave para impulsar el cambio es comprender la verdadera magnitud del problema", destaca Feldman. "A partir de ahí, podemos identificar qué impulsa estas emisiones y desarrollar estrategias específicas para reducirlas, beneficiando tanto a los pacientes como al medio ambiente".