MADRID, 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
¿Y si la salud no fuera solo la ausencia de enfermedad, sino una capacidad medible del cuerpo para mantenerse en equilibrio y resistir el paso del tiempo? Esta es la premisa de un nuevo enfoque emergente en el campo de la medicina preventiva y el envejecimiento saludable.
A medida que las poblaciones envejecen y las enfermedades crónicas se multiplican, crece la necesidad de comprender qué nos mantiene sanos desde dentro. En este contexto, investigadores de la Universidad de Columbia proponen un cambio de paradigma: dejar de centrarse exclusivamente en tratar patologías y comenzar a medir y fortalecer lo que denominan salud intrínseca, una propiedad biológica fundamental que sustenta la resiliencia y el bienestar a largo plazo.
Un nuevo estudio de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, el Centro de Envejecimiento Butler Columbia y el Centro Médico Columbia Irving, todos en Estados Unidos, presenta un marco científico para comprender la base biológica de la salud, lo que los investigadores denominan Salud Intrínseca.
Publicado en 'Science Advances', el estudio sienta las bases para medir y promover la salud en sí misma, en lugar de simplemente tratar enfermedades.
Titulado 'La salud intrínseca como fundamento de una ciencia de la salud ', el artículo define la salud intrínseca como un estado de tipo campo que sustenta la capacidad del cuerpo para mantener el equilibrio interno en redes biológicas dinámicas, lo que facilita la resiliencia, el rendimiento y la sostenibilidad a lo largo del tiempo. Los autores argumentan que, si bien la medicina se ha centrado durante mucho tiempo en la enfermedad, una ciencia de la salud sólida ha permanecido esquiva, hasta ahora.
"Comprender los mecanismos que sustentan la salud y cambiar nuestro enfoque del tratamiento de enfermedades en etapa avanzada a la optimización de la salud fue nuestro objetivo principal", apunta el autor principal, el doctor Alan Cohen, profesor asociado de Ciencias de la Salud Ambiental en la Escuela Mailman y miembro del Centro de Envejecimiento Butler Columbia. "Al definir, medir y abordar la salud intrínseca, nos acercamos al objetivo final de las ciencias de la salud: ayudar a las personas y a las poblaciones a prosperar a lo largo de su vida".
Según los investigadores, la salud intrínseca surge de la interacción de tres componentes biológicos esenciales. El primero es la energía, un requerimiento fundamental para la vida, apoyando el funcionamiento de las células y los órganos.
El segundo es la comunicación o la capacidad del sistema para adquirir y transmitir información, permitiendo la adaptación y la coordinación. Por último, la estructura, es decir, el marco físico en el que la energía y la comunicación sustentan la función biológica y la adaptación.
Estos componentes, moldeados por miles de millones de años de selección natural, producen colectivamente la salud como una propiedad emergente y medible. La salud intrínseca, señalan los investigadores, es cuantificable y tiende a deteriorarse con la edad, lo que la convierte en un foco vital para la investigación sobre el envejecimiento y la medicina preventiva.
"Esto forma parte de una revolución científica y cultural más amplia", agrega el coautor Martin Picard, profesor asociado del Centro de Envejecimiento Butler y de los Departamentos de Psiquiatría y Neurología del Centro Médico Columbia Irving. "Estamos dejando de considerar el cuerpo como una máquina molecular y acercándonos a una comprensión del cuerpo como un proceso energético: la vida misma, y nuestra salud, como procesos fundamentalmente energéticos".
Los autores enfatizan que la capacidad de medir la salud intrínseca podría catalizar avances transformadores. "Medir la salud en sí permitirá que la salud pública y la medicina se centren en desarrollar, mantener y restaurar la salud, no solo en prevenir y tratar enfermedades", destaca Cohen.