MADRID 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
Más de 250.000 personas podrían padecer artritis reumatoide en España, según explicó hoy la presidenta de la Sociedad Española de Reumatología (SER), la doctora Rosario García de Vicuña, durante la presentación del estudio psicosocial 'Vivir con Artritis Reumatoide', desarrollado por la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis).
Esta enfermedad, que es crónica y degenerativa, afecta sobre todo a mujeres y a un rango de edad que suele comprender entre los 40 y 50 años, "precisamente es cuando las personas están en plena edad productiva, no sólo a nivel laboral". Por tanto, "en contra de lo que piensa la sociedad", no se trata de una enfermedad de la vejez.
Según los datos de la muestra, el 83 por ciento de los pacientes desconocía que era la artritis reumatoide (AR) antes de padecerla, asimismo el 88 por ciento de los pacientes afirmó haber aceptado la enfermedad al ser diagnosticada, mientras que un 32 por ciento señaló ser una persona más triste desde que conoce tener la enfermedad.
En este sentido, la doctora recordó que el diagnóstico de la enfermedad suele ser un proceso largo en el tiempo, que comienza en la consulta de Atención Primaria, y que, en ocasiones, está asociado a un peregrinaje por diferentes especialidades médicas. Sin embargo, en la última década el tiempo de intervención se ha reducido, lo que ha aumentado el control de la enfermedad y, en consecuencia, el nivel de vida de los pacientes.
"Es la causa de incapacidad que tiene mayor posibilidad de prevención en cuanto a enfermedades crónicas", por tanto el paciente debe ser diagnosticado a tiempo y debe empezar el tratamiento cuanto antes para que la enfermedad no progrese. Para ello, afirmó que "es necesario que el paciente se haga responsable de su propia salud, de su enfermedad, del tratamiento y de aquellas actividades que deba modificar".
PERDIDA DEL PODER ADQUISITIVO
Por otra parte, el estudio muestra que la AR es una enfermedad que tiene grandes repercusiones en la calidad de vida del paciente y en el ámbito laboral. En este sentido se puede observar que en el 65 por ciento de los casos el dolor es la situación más discapacitante, mientras que el 62 por ciento alegó al cansancio y en un 60 por ciento se refirieron a la pérdida de funcionalidad.
Además, muestra que el 35 por ciento de los pacientes con AR tiene un grado de minusvalía superior al 65 por ciento y, al menos, el 71 por ciento ha solicitado que se les reconozca algún tipo de minusvalía. En consecuencia, como explicó el presidente de ConArtritis, Antonio Torralba, produce para el afectado una pérdida del poder adquisitivo al verse rechazado como una personas laboralmente productiva.
"Y es que la evolución de la enfermedad hace que poco a poco el paciente vaya viendo reducida su movilidad y aumentada su dependencia", explicó, al tiempo que afirmó que esta situación produce al paciente una sensación de incomprensión y estigmatización, además de la incertidumbre que genera una enfermedad degenerativa.
En el mismo sentido, García de Vicuña reivindicó "una mayor concienciación por parte de los empresarios", de modo que sean conscientes de que "cuando un paciente tiene AR no significa que no va a poder trabajar".
"En España hay mucho trabajo por hacer en este sentido, no sólo en la AR, también en muchas enfermedades músculo esqueléticas en las que se da a un paciente por desahuciado, pero no se hace nada por adaptar el trabajo a las necesidades de las personas", advirtió, al tiempo que recordó que además de "truncarse una carrera laboral, se acaba con el desarrollo de una persona".