Los mamíferos también presentan riesgo de cáncer, tanto domésticos como salvajes

El lobo noruego-sueco probablemente se haya ido para siempre. La población actual desciende de los lobos finlandeses que emigraron después de que exterminamos a nuestros propios lobos hace unos 50 años.
El lobo noruego-sueco probablemente se haya ido para siempre. La población actual desciende de los lobos finlandeses que emigraron después de que exterminamos a nuestros propios lobos hace unos 50 años. - PER HARALD OLSEN, NTNU
Publicado: lunes, 27 diciembre 2021 8:04

MADRID, 27 Dic. (EUROPA PRESS) -

Un estudio de la Universidad del Sur de Dinamarca ha demostrado, en un exhaustivo análisis de más de 100.000 mamíferos de zoológicos, que el cáncer es una enfermedad que afecta plenamente a los animales, tanto domésticos como salvajes, especialmente a los carnívoros, mientras los ungulados presentan una mayor resistencia, según publican en la revista 'Nature'.

Sin embargo, hasta ahora se sabe poco sobre el grado de exposición de los animales al cáncer y la frecuencia con la que su salud se ve afectada por esta enfermedad. Esto no es una sorpresa, ya que en los animales salvajes cualquier enfermedad grave puede provocar la muerte del animal por inanición o depredación. Además, el cáncer es una enfermedad asociada a la edad, en la que los individuos viejos son más propensos a desarrollarla.

Por consiguiente, es difícil estimar el riesgo de cáncer en animales salvajes, cuya edad rara vez se conoce de modo que, para explorar la frecuencia con la que los animales se enfrentan al cáncer, esta investigación se centró en animales de zoológico, donde los individuos son seguidos durante toda su vida.

A partir de los datos de 191 especies y 110.148 mamíferos individuales, esta investigación demuestra ahora que el cáncer es una enfermedad omnipresente en los mamíferos y que puede surgir en cualquier punto de la filogenia de los mismos.

La investigación también pone de manifiesto que el riesgo de cáncer no está distribuido de manera uniforme a lo largo de la filogenia de los mamíferos. Por ejemplo, los carnívoros son especialmente propensos a padecer cáncer (por ejemplo, más del 25% de los leopardos nublados, los zorros con orejas de murciélago y los lobos rojos mueren de cáncer), mientras que los ungulados parecen ser sistemáticamente muy resistentes a esta enfermedad.

Esta investigación también trató de explorar si las diferencias en la dieta explican el patrón filogenético observado en el riesgo de cáncer. Los resultados indican que el consumo de animales, especialmente de presas mamíferas, aumenta efectivamente el riesgo de cáncer en todos los mamíferos.

Los autores sostienen que el elevado riesgo de cáncer en los mamíferos carnívoros podría estar relacionado con su escasa diversidad de microbiomas, el limitado ejercicio físico bajo el cuidado de los humanos, las infecciones víricas oncogénicas o con otros aspectos fisiológicos de los mamíferos carnívoros.

El estudio también aborda una fascinante cuestión evolutiva. Los tumores son enfermedades de origen mutacional, y las mutaciones suelen surgir durante la división celular. Por consiguiente, los animales con cuerpos más grandes y vidas más largas que han sufrido más división celular tienen probablemente un mayor riesgo de desarrollar tumores.

Esta teoría ha sido apoyada por varios estudios en humanos, por ejemplo, donde un mayor tamaño corporal (altura) se asocia con un mayor riesgo de cáncer. Sin embargo, estas correlaciones no parecen mantenerse en todas las especies, ya que un elefante y un ratón tienen una probabilidad similar de desarrollar cáncer, a pesar de que su esperanza de vida y su tamaño corporal difieren en órdenes de magnitud. La discrepancia en el efecto del tamaño corporal y la esperanza de vida sobre el riesgo de cáncer se conoce como la paradoja de Peto.

Esta investigación demuestra ahora que el riesgo de cáncer es en gran medida independiente de la masa corporal y la esperanza de vida en los mamíferos, proporcionando así pruebas inequívocas de la validez de la paradoja de Peto. Este resultado respalda la afirmación de que la evolución ha creado mecanismos supresores de tumores cada vez más eficaces a lo largo de la evolución de las longevidades prolongadas y/o los tamaños corporales más grandes.

"En general, nuestro trabajo pone de manifiesto que el cáncer puede representar una amenaza grave y significativa para el bienestar de los animales, que requiere una atención científica considerable, especialmente en el contexto de los recientes cambios ambientales provocados por los seres humanos", afirma el coautor Fernando Colchero, de la Universidad del Sur de Dinamarca.

Además, una mejor comprensión del riesgo y la resistencia al cáncer en diversas especies animales puede aportar importantes avances en la búsqueda de defensas naturales contra el cáncer y podría revolucionar la medicina oncológica. Por ejemplo, el estudio de especies altamente resistentes al cáncer puede aportar información básica para el desarrollo de tratamientos naturales biomiméticos contra el cáncer que, al contrario que la mayoría de los tratamientos oncológicos, no son tóxicos para el huésped.

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