MADRID, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que en 2015 casi la mitad de la población mundial estaba en riesgo de contraer malaria, especialmente los bebés, niños menores de cinco años, embarazadas, pacientes con VIH, inmigrantes no inmunes y turistas.
De hecho, el año pasado 91 países tenían la transmisión de la malaria en curso y se produjeron 212 millones de casos y 429.000 muertes como consecuencia de esta enfermedad causada por los parásitos 'plasmodium', transmitidos por la picadura del mosquitos 'Anopheles'.
Ahora bien, pese a estos datos, la OMS ha destacado los esfuerzos que se están realizando para erradicar la malaria, señalando que la incidencia de la enfermedad en las poblaciones de riesgo se redujo, entre los años 2010 y 2015, un 21 por ciento y la mortalidad en un 29 por ciento. Además, se estima que desde el 2001, unas 6,8 millones de muertes por malaria se habían evitado en todo el mundo.
Estos avances se han conseguido gracias a la implantación de medidas de prevención como, por ejemplo, las mosquiteras tratados con insecticida, medicamentos y la fumigación de interiores. En cuanto a las primeras, el organismo ha subrayado la importancia de que sean tratadas con insecticidas de la larga duración y ha abogado por proporcionarlas a las poblaciones más vulnerables de forma gratuita con el fin de garantizar la "igualdad" de acceso para todo el mundo.
Respecto a la fumigación en interiores, la OMS ha informado de que se deben fumigar al menos el 80 por ciento de las casas de las zonas con más riesgo de transmisión y su cobertura es eficaz durante tres y seis meses, dependiendo de la formulación del insecticida utilizado y el tipo de superficie sobre la que se pulveriza. No obstante, en los últimos años se han detectado resistencia a las cuatro clases de insecticidas usados, por lo que se recomienda combinarlos frecuentemente.
RESISTENCIA A LOS ANTIMALÁRICOS
Asimismo, los medicamentos contra la malaria también se pueden usar para prevenir la enfermedad. En este sentido, el organismo de Naciones Unidas ha aconsejado la quimioprofilaxis a los turistas; el tratamiento preventivo intermitente con sulfadoxina-pirimetamina para las embarazadas; y tres dosis de sulfadoxina-pirimetamina, administradas junto a las vacunas de rutina, para los bebés que viven en zonas de alta transmisión de África.
Sin embargo, la OMS ha alertado de que en los últimos años se está produciendo la resistencia del parásito de la malaria a la artemisinina, uno de los fármacos antimaláricos más utilizados, en Camboya, Laos, República Democrática Popular, Myanmar, Tailandia y Vietnam.
Ante esto, el organismo ha aconsejado que todos los casos de sospecha de malaria se confirmen diagnosticando la presencia de parásitos antes de administrar el tratamiento, el cual sólo debe considerarse cuando el diagnóstico parasitológico no es posible.
Del mismo modo, ha destacado la necesidad de implantar "con urgencia" los sistemas de vigilancia de malaria "más fuertes" para permitir una respuesta "oportuna y eficaz" en regiones endémicas y prevenir brotes y resurgimientos.
Finalmente, la OMS se ha marcado como objetivos prioritarios reducir la incidencia de los casos y la mortalidad en un 90 por ciento para el 2030, eliminar la malaria en unos 35 países y prevenir el resurgimiento en todos los países que estén libres de enfermedad. Además, espera garantizar el acceso universal a la prevención, diagnóstico y tratamiento y acelerar los esfuerzos hacia la eliminación.
Actualmente, los países que han eliminado la malaria son los Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Turkmenistán, Armenia, Maldivas, Sri Lanka y Kirguistán.