MADRID, 29 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido) han evidenciado que la asociación entre una estatura más baja y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca es culpa principalmente de los pulmones.
Los ataques cardíacos son una de las causas más comunes de muerte en todo el mundo. Casi uno de cada seis hombres y una de cada diez mujeres mueren a causa de enfermedades cardíacas, por lo que es especialmente importante identificar los factores de riesgo de las enfermedades cardíacas, especialmente aquellos que podrían modificarse mediante intervenciones tempranas en el estilo de vida.
En el estudio, publicado en la revista 'Communications Biology', los científicos examinaron más de 800 lugares del genoma humano que se sabe están asociados con la estatura de los adultos y también evaluaron datos que sugieren que una talla más baja aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y enfermedad cardiaca coronaria.
Los autores no encontraron evidencia de una relación causal entre la altura y el riesgo de diabetes tipo 2 una vez que se tuvo en cuenta el índice de masa corporal, pero observaron una relación causal entre la altura y el riesgo de enfermedad cardiaca.
Se investigaron muchos factores de riesgo tradicionales para la enfermedad cardíaca, incluyendo el colesterol, los triglicéridos, la presión arterial, el porcentaje de grasa y los parámetros socioeconómicos, la educación y los ingresos, pero los resultados mostraron que solo representan una parte muy pequeña del efecto de la altura sobre el riesgo de enfermedad cardíaca. La forma en que los pulmones funcionan representó la mayor parte de este efecto.
"Entender la relación causal detrás de una observación como la relación inversa entre la estatura del adulto y el riesgo de enfermedad cardíaca es importante para avanzar en nuestro conocimiento sobre la enfermedad, y tiene el potencial de avanzar hacia intervenciones en el estilo de vida que pueden tener un impacto en la prevención de la enfermedad", explica el autor principal del trabajo, Eirini Marouli.
Al respecto, otro de los autores, Panos Deloukas, aconseja a las personas más bajas realizar ejercicio regular y evitar un estilo de vida sedentario y fumar para reducir su riesgo de enfermedad cardiaca. "Nuestros hallazgos y otros estudios de esta naturaleza potencian los esfuerzos para promover un estilo de vida saludable y, en particular, la actividad física que puede llevar a una mejoría en la función pulmonar", concluye el investigador.