MADRID, 7 Oct. (EDIZIONES) -
Son pocas las personas capaces de aguantar el llanto al pelar una cebolla, ¿por qué sucede? ¿Hay algún remedio para evitarlo? ¿Tienen que ver con las lágrimas de cocodrilo, que usan muchas personas para fingir pena y aflicción?
Aunque se puede llorar fingiéndolo, las lágrimas de cocodrilo por motivos fisiológicos sí existen y tienen una razón científica, según asegura en una entrevista con Europa Press el oftalmólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y secretario general de la Sociedad Española de Oftalmología, José Manuel Benítez del Castillo.
Por un lado, el especialista indica que el lloro que se produce al partir una cebolla, o el generado por un spray de pimienta antivioladores por ejemplo, tiene lugar ya que se producen moléculas volátiles al partir la cebolla, o al desprenderse ese spray, que estimulan las terminaciones nerviosas de la córnea; y por ello se llora.
Además, resalta el caso de las lágrimas de cocodrilo. Según subraya, estos reptiles son acuáticos pero deben alimentarse de animales que viven fuera del agua, por lo que al salir del agua sus ojos comienzan a llorar para mantener el ojo hidratado mientras están fuera del agua. Asimismo, estos animales lloran cuando comen a sus presas, ya que sus glándulas lagrimales se encuentra muy cerca de las salivales, activadas a la hora de comer.
"En las personas es consecuencia de una enfermedad. Cuando los cocodrilos comen o mastican también lloran. Entonces, hay personas a las que, después de un traumatismo facial, se les conecta el nervio lagrimal y el salivar. Esa persona cuando mastica y come también llora", precisa el doctor Benítez del Castillo.
Igualmente, el oftalmólogo pone el ejemplo del lloro constante por fuerte o frío viento en invierno. "La córnea es la parte del cuerpo con más terminaciones sensitivas, entre 300 y 600 más que la piel. Entonces, recoge sensaciones que se envían al cerebro. Se estimula la glándula para que se fabrique constantemente lágrima. La estimulación es mayor con el viento frío o con el estímulo térmico del frío en sí, por lo que se segrega más lágrima. A veces éstas no pueden pasar por el punto lagrimal para desembocar en la nariz o en la boca, y salen por encima del borde del párpado. Por eso lloramos de frío", puntualiza.
EL PROBLEMA DEL OJO SECO
Por otro lado, el secretario general de la Sociedad Española de Oftalmología entre otras patologías relacionadas con las lágrimas, Benítez del Castillo apunta al ojo seco como la más frecuente. Según explica, este efecto se produce porque al trabajar en el ordenador, ver la televisión, conducir o leer, por ejemplo, se deja de parpadear tan a menudo, de humedecer con tanta frecuencia al ojo.
"Se lee bien al inicio pero llega un momento en el que se le emborrona todo porque el ojo se le ha secado. Vuelve a parpadear y vuelve a ver bien pero durante un rato. El trabajar con ordenador o conducir es incompatible con parpadear, por lo que se aconseja arreglar el ojo seco. Se suele recomendar una gotita de lágrima artificial antes de realizar una tarea visual y que haga descansos frecuentes, como mirar al infinito", añade Benítez del Castillo.
Es más, precisa que se puede tener ojo seco de dos tipos: en primer lugar porque el la glándula lagrimal no funciona bien y por otro lado el problema estaría relacionado con la blefaritis, que impide que las glándulas de meibomio del ojo no fabriquen la grasa o capa de protección para el mismo, de forma que se evapora con mucha más facilidad el agua de la lágrima.
"El ojo se seca porque no hay capa de protección de grasa. La gente con blefaritis al no producir la grasa, falta esta capa de protección y tienen un ojo seco evaporativo", señala, poniendo como ejemplo dos vasos de agua, uno sólo con agua y otro con aceite, que obviamente tardará más en evaporarse. "Ése es el ojo seco más frecuente, el evaporativo", apostilla.
A su vez, Benítez del Castillo avisa de que hay montón de medicaciones orales que producen ojo seco, como por ejemplo los antihistamínicos para la alergia, los antihipertensivos para controlar la hipertensión arterial, pastillas para dormir, antidepresivos, o la píldora, entre otros.
Finalmente, el oftalmólogo del Hospital Clínico San Carlos destaca que el ojo seco es más frecuente en mujeres y, además con la edad, especialmente en la menopausia, porque los andrógenos las protegen y, las mujeres tienen menos.