MADRID 8 Mar. (EUROPA PRESS) -
El linfedema es una enfermedad crónica desconocida para muchos que, sin embargo, condiciona la calidad de vida de quienes la padecen; se produce cuando el sistema linfático no es capaz de drenar la linfa y provoca una hinchazón por acumulación de líquido en los tejidos blandos del cuerpo. La linfa cumple una función clave en el sistema inmunológico, ya que ayuda a combatir infecciones, de ahí la gravedad de este trastorno fisiológico.
La Organización Mundial de la Salud calcula que más de 15 millones de personas en todo el mundo pueden padecer linfedema secundario, una mayoría asociado tras una intervención de cáncer de mama. En el caso de España, se estima que 900.000 de pacientes pueden sufrir esta enfermedad crónica.
El linfedema, que el pasado miércoles, 6 de marzo, celebraba su Día Internacional, no se puede curar, pero sí se puede corregir con cirugía. Según recuerdan desde la Clínica Planas, suele manifestarse en las pacientes de cáncer de mama por un aumento del volumen de uno de los brazos que, además del efecto antiestético, supone una merma de la movilidad y un déficit del sistema inmunológico.
Existen diferentes tipos de linfedema: primarios, causados por una alteración del desarrollo embriológico del sistema linfático; y secundarios, que son motivados por la alteración del sistema linfático, muchas veces por tratamientos oncológicos. En estos casos, la secuela del tratamiento oncológico que supone el linfedema, suele manifestarse por un aumento anormal del volumen de un brazo.
Por ese motivo, es importante un tratamiento preventivo y controlarlo mediante drenaje linfático manual, terapia de compresión, ejercicio terapéutico y un cuidado extremo de la piel.
Clínica Planas recuerda que se puede tratar el linfedema con supramicrocirugía, a través de técnicas reconstructivas que generan una nueva red de vasos linfáticos en la zona afectada. Por otro lado, existen técnicas reductivas (liposucción linfática selectiva) para eliminar la grasa subcutánea.
Además de la cirugía, recomienda una orientación nutricional, un plan de actividad física personalizado y un tratamiento intensivo de fisioterapia con el Método Godoy, una técnica de fisioterapia reductiva. Este método estimula el drenaje de la linfa a través de cuatro líneas de actuación: drenaje linfático manual, ejercicios pasivos, medidas de compresión y cuidados de la piel.