MADRID, 8 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una investigación publicada este jueves en 'Cell' ha demostrado que las líneas celulares de cáncer derivadas del paciente albergan la mayor parte de los mismos cambios genéticos que se encuentran en los tumores de los pacientes y podrían utilizarse para aprender cómo los tumores son propensos a responder a los nuevos medicamentos, elevando la tasa de éxito para el desarrollo de nuevos tratamientos personalizados para el cáncer.
Dirigido por científicos del Instituto Wellcome Trust Sanger, el Instituto Europeo de Bioinformática (EMBL-EBI, por sus siglas en inglés), ambos en Reino Unido, y el Instituto del Cáncer de Holanda, el estudio internacional descubrió un fuerte vínculo entre muchas mutaciones en muestras de cáncer de pacientes y la sensibilidad a determinados fármacos.
Esto podría avanzar en la medicina personalizada del cáncer al obtener resultados que ayuden a los médicos a predecir los mejores medicamentos disponibles o los ensayos clínicos más adecuados para cada paciente individual.
Los científicos observaron mutaciones genéticas que producen cáncer en más de 11.000 muestras de pacientes de 29 tipos de tumores diferentes y construyeron un catálogo de los cambios genéticos que causan cáncer en los pacientes y mapearon estas alteraciones en mil líneas celulares de cáncer. A continuación, probaron la sensibilidad de las líneas celulares a 265 diferentes medicamentos contra el cáncer para entender cuál de ellos cambiaba el efecto de sensibilidad.
Los investigadores hicieron dos descubrimientos significativos. En primer lugar, que la mayoría de las alteraciones moleculares que se encuentran en los cánceres de los pacientes también están en las células cancerosas en el laboratorio, lo que significa que las líneas celulares son en realidad modelos útiles para identificar cuáles son los medicamentos que funcionan mejor para los pacientes.
En segundo lugar, los científicos vieron que muchas de las anormalidades moleculares detectadas en las miles de muestras de cáncer de pacientes pueden, tanto a nivel individual como en combinación, tener un fuerte efecto sobre si un medicamento en particular afecta a la supervivencia de una célula cancerosa. Los resultados sugieren que las líneas celulares de cáncer podrían aprovecharse mejor para aprender cuáles son los medicamentos ofrecen los tratamientos más eficaces para qué pacientes.
MISMAS MUTACIONES EN LÍNEAS CELULARES Y PACIENTES
El doctor Mathew Garnett, líder del conjunto del estudio del Instituto Wellcome Trust Sanger, señala: "En este estudio, se comparó el paisaje genético de los tumores de pacientes con el de células cancerosas cultivadas en el laboratorio. Encontramos que las líneas celulares son portadoras de las mismas alteraciones genéticas que conducen a cáncer en los pacientes. Esto significa que se pueden emplear las pruebas de sensibilidad a los fármacos en las líneas celulares para averiguar cómo de probable es que un tumor responda a un medicamento".
Estudios anteriores han secuenciado el ADN de los cánceres de pacientes para identificar las anormalidades moleculares que conducen a la biología de las células cancerosas. Los investigadores también han demostrado que las grandes colecciones de líneas celulares de cáncer cultivadas en el laboratorio pueden emplearse para medir la sensibilidad a muchos cientos de medicamentos, pero -según estos expertos_ éste es primer estudio que combina sistemáticamente estos dos conjuntos de datos.
"Si una línea celular tiene las mismas características genéticas que el tumor de un paciente y esa línea celular responde a un medicamento específico, podemos centrar las nuevas investigaciones sobre este hallazgo. En última instancia, podría ayudar a asignar a los pacientes de cáncer a grupos más precisos según la probabilidad que exista de responder a la terapia. Este recurso puede realmente ayudar a la investigación del cáncer. Lo más importante es que puede ser utilizado para crear herramientas para los médicos para seleccionar un ensayo clínico que sea más prometedor para su paciente de cáncer", subraya Francesco Iorio, primer coautor e investigador postdoctoral en EMBL-EBI y el Instituto Sanger.