MADRID 21 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA) tienen una incidencia de 0,23 por cada 1.000 días de esquiador, tasa comparable a los 0,2 de roturas calculados por cada 1.000 exposiciones del deportista en jugadoras de fútbol según ha comentado el jefe de Servicio de Traumatología de Olympia Quirónsalud, Manuel Leyes.
El mecanismo más común de rotura del ligamento cruzado anterior es la rotación externa en valgo de la rodilla (rodillas pegadas), cuando el esquiador sufre una caída hacia delante con el borde interior de la parte delantera del esquí enganchada en la nieve.
Se han identificado varios factores de riesgo de sufrir lesiones de esquí que incluyen la edad, sexo, nivel de experiencia de esquí, índice de masa corporal y dificultad de la pista. Los grupos poblacionales que más se lesionan son los niños y adolescentes y los adultos mayores de 50 años.
"Los esquiadores más jóvenes esquían de forma más agresiva y asumen más riesgos y los niños que practican esquí alpino tienden a sufrir fracturas de la tibia por encima de sus botas de esquí", ha matizado el doctor, para detallar que las mujeres tienen un riesgo mayor de romperse el ligamento cruzado anterior y los hombres de sufrir fracturas.
Asimismo, prosigue, los esquiadores principiantes, niños o adolescentes corren un mayor riesgo de fracturas en las piernas, los niños menores de 10 años tienen un riesgo 9 veces mayor que los esquiadores mayores de 20 años.
"La frecuencia de las fracturas de la diáfisis tibial (articulaciones) ha disminuido significativamente con el desarrollo de mejores botas y fijaciones. Por el contrario, han aumentado las fracturas de meseta tibial, típicas por caídas de esquí, cuya severidad se asocia con mayor edad del esquiador, mayor peso corporal, condiciones heladas de la nieve, mayor velocidad y mayor habilidad esquiando", ha indicado el jefe de Traumatología de Olympia.
Las lesiones en la extremidad superior son más comunes en snowboarders que en esquiadores, fracturas de muñeca, luxaciones de codo, lesiones del manguito rotador del hombro, fracturas de clavícula y las conmociones cerebrales.
Ahora bien, el tipo de nieve también influye en las lesiones. Como subraya el traumatólogo, las fracturas claviculares son mucho más comunes en el hielo, mientras que las lesiones ligamentosas de rodilla tienden a ser más comunes en la nieve en polvo. "La incidencia de lesiones en la cabeza ha disminuido con el uso generalizado del casco", ha argumentado.
La prevención de lesiones se ha centrado en la estandarización de las normas internacionales para los sistemas de fijación de las botas y la promoción del uso del casco. En este sentido, el doctor ha recomendado establecer una serie de indicaciones a tener en cuenta.
El casco ha de estar en buenas condiciones y bien ajustado y las fijaciones deben estar bien reguladas atendiendo a la altura y el peso del esquiador, la longitud de la suela de la bota, el nivel de esquí y la edad. La utilización de una rodillera específica también es útil en la prevención de las lesiones del LCA en el esquí alpino.
"Es importante prepararse físicamente para llegar en buenas condiciones físicas a la temporada de esquí prestando especial atención a la musculatura de las piernas. Las lesiones son más frecuentes cuando el esquiador está fatigado. Después de un golpe en la cabeza, hay que estar atento a los mareos, trastornos visuales, intolerancia a la luz, pérdida de memoria y dolores de cabeza. Todos estos síntomas indican que hay que buscar atención médica. La vestimenta adecuada para el invierno también es clave para evitar la hipotermia, al igual que tener mucha agua a mano para combatir la deshidratación, algo que a menudo pasa desapercibido en invierno. Por último, es conveniente utilizar protección solar y gafas de sol para evitar las quemaduras solares y futuras lesiones de la piel", ha zanjado.