MADRID, 5 Ago. (EDIZIONES) -
Cada verano, con la subida de las temperaturas, también aumenta el riesgo de exposición a una bacteria potencialmente peligrosa: la legionella. Esta bacteria encuentra en los sistemas de agua caliente, de climatización, o spas el entorno perfecto para multiplicarse si no se toman medidas preventivas.
De hecho, más de una vez en verano hemos leído alguna noticia sobre algún brote de legionella en algún hotel, hospital, o gimnasio por ejemplo. ¿Cómo se transmite y por qué sucede?¿Qué síntomas deben hacernos sospechar?¿Podemos hacer algo para prevenirlo?
Ana Allende es investigadora científica del CEBAS-CSIC y durante una entrevista con Europa Press Salud Infosalus nos explica que en verano, el aumento del riesgo por legionella se debe a que las condiciones ambientales son mucho más favorables para su crecimiento.
"La bacteria tiene su óptimo de crecimiento a temperaturas templadas, entre 20 y 45 °C, y las altas temperaturas estivales pueden situar el agua de ciertos sistemas en ese rango, especialmente si no existe un buen control de la temperatura. Concretamente en verano, las aguas utilizadas en las piscinas de hoteles, complejos turísticos, spas, y otras instalaciones pueden presentar temperaturas óptimas de crecimiento de la bacteria", advierte esta especialista.
Además, dice que pueden existir instalaciones que favorezcan el estancamiento del agua en tuberías, depósitos, o sistemas de climatización. "Otros factores que favorecen su proliferación son la presencia de nutrientes orgánicos, de incrustaciones, de corrosión, y de sistemas en mal estado", sostiene.
LEGISLACIÓN E INSTALACIONES DE RIESGO
En España, el Real Decreto 487/2022 regula las actuaciones de prevención y de control sobre la legionela, recuerda esta investigadora del CSIC, obligando a las instalaciones de riesgo a disponer de programas de mantenimiento, a realizar análisis periódicos de muestras de agua, así como a conservar un registro documental de todas las operaciones.
"Las autoridades sanitarias llevan a cabo inspecciones oficiales y, ante cualquier caso o brote, se activan protocolos de investigación y control inmediatos", resalta.
En concreto, Allende cita que el mayor riesgo se concentra en aquellas instalaciones que generan aerosoles de agua, ya que es a través de la inhalación de microgotas contaminadas la forma más común en la que se produce la infección. "Las torres de refrigeración y los condensadores evaporativos son un ejemplo claro, pero también lo son los sistemas de agua caliente sanitaria con acumuladores y depósitos en mal estado, las fuentes ornamentales y los estanques decorativos, así como los jacuzzis y spas, los equipos de humidificación y de nebulización, o incluso ciertos sistemas de riego por aspersión", agrega.
SÍNTOMAS DE POSIBLE INFECCIÓN Y QUÉ HACER
En cuanto a la salud, la infección por Legionella puede manifestarse con fiebre alta, tos seca o con expectoración, dificultad para respirar, dolor muscular, cefalea y malestar general. "En general son síntomas similares a los de una gripe", indica esta experta.
En general, resalta que el diagnóstico se basa en pruebas como la detección de antígeno urinario, el cultivo de secreciones respiratorias, o técnicas rápidas como la PCR. "El tratamiento requiere antibióticos, generalmente macrólidos como la azitromicina o fluoroquinolonas como la levofloxacina, y en los casos graves puede ser necesaria la hospitalización", añade.
MEDIDAS PREVENTIVAS PARA MINIMIZAR RIESGOS EN VERANO
Con todo ello, Ana Allende aconseja que para prevenir un posible brote de legionella, en los edificios turísticos, gimnasios, hospitales, o edificios públicos, es fundamental mantener las temperaturas del agua fuera del rango de riesgo: el agua caliente por encima de 60 °C en acumuladores y al menos 50 °C en grifos y duchas, y el agua fría por debajo de 20 °C.
"También es importante purgar regularmente los puntos terminales para evitar el estancamiento, realizar limpiezas y desinfecciones periódicas de acumuladores, depósitos, tuberías y difusores, y revisar y limpiar torres de refrigeración y humidificadores antes y durante el verano. En ocasiones, puede ser necesario aplicar tratamientos de choque térmicos o químicos. Todas esas recomendaciones están recogidas en la legislación española vigente sobre prevención y control de la legionela", describe esta especialista del CEBAS-CSIC.
Con todo ello, en último lugar destaca por tanto que las recomendaciones básicas para minimizar los riesgos de infección por legionela incluyen el cumplir estrictamente con la normativa legal: "Los gestores y los servicios de mantenimiento deben mantener sus sistemas en buen estado, controlando las temperaturas, y evitando el estancamiento del agua, especialmente antes y durante la temporada de calor. Los particulares, por su parte, deberían vaciar, limpiar y desinfectar depósitos, termos o acumuladores que hayan estado tiempo sin usarse, purgar grifos y duchas tras periodos prolongados sin utilización, y mantener en buen estado jacuzzis y spas domésticos".