MADRID, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
La leche materna contribuye a que los niños desarrollen entre un 20 por ciento y un 30 por ciento más de materia blanca en el cerebro, tal y como han asegurado expertos de la compañía Medela, quienes han recordado que las proteínas y nutrientes que contiene en las distintas etapas proporcionan los pilares de la salud de una persona a lo largo de su vida, incluyendo su susceptibilidad frente a infecciones, enfermedades crónicas y cardiacas e, incluso, su predisposición a la obesidad o al desarrollo de ciertos tipos de cáncer.
No obstante, los componentes de la leche materna van más allá de la nutrición, pues incluyen más de 200 tipos de oligosacáridos que reducen el riesgo de inflamaciones cerebrales; citoblastos, que contribuyen al desarrollo de los órganos del bebé; más de 1.000 proteínas que desarrollan y protegen las neuronas cerebrales y 1.400 moléculas de microARN, fundamentales en la regulación de la expresión genética.
Asimismo, el calostro (primera leche) y la leche de transición (segunda leche) contienen elevadas cantidades de ácidos grasos de cadena larga y de oligoelementos (como el cinc y el cobre), que ayudan a desarrollar el cerebro de los bebés.
En este sentido, diversos estudios señalan que dar el pecho al bebé puede contribuir a que, posteriormente, estos obtengan mejores resultados y rendimiento académico, lo que se debe a que los componentes de la leche materna propician un mayor desarrollo cognitivo y cerebral.
Asimismo, gran parte de la energía empleada durante el crecimiento posterior del bebé también se dedica al desarrollo de este órgano: en un recién nacido, la masa cerebral equivale al 30 por ciento de su tamaño adulto, mientras que al cumplir los dos años ya alcanza el 80 por ciento del mismo.
Además, el cerebro humano está compuesto en un 60 por ciento de grasa, por lo que los ácidos grasos esenciales que contiene la leche materna no son solo necesarios para mantener una óptima salud, sino que una proporción de los mismos se dedica al desarrollo cerebral.
Sin embargo, los beneficios de la lactancia para el cerebro no terminan aquí. Otros estudios señalan que los bebés alimentados con leche materna poseen entre un 20 por ciento y un 30 por ciento más de materia blanca (parte del sistema nervioso central compuesta de fibras nerviosas cubiertas de mielina) que los niños que solo tomaron leche de fórmula, concentrándose esta materia en las áreas específicas del cerebro que controlan el lenguaje y el razonamiento, las habilidades motrices, las emociones y la sociabilidad.
En este sentido, según han señalado los expertos, varias investigaciones sugieren que los niños alimentados con leche materna tienen mayores posibilidades de desarrollar un cociente intelectual más elevado y mayor capacidad de rendimiento académico en comparación a sus compañeros de aula alimentados con leche de fórmula.
En el caso de Reino Unido, se comprobó que los niños alimentados con leche matera obtenían mejores resultados en los exámenes que realizaban a sus 16 años, mientras que en Brasil, obtenían más logros académicos y tendían a obtener mayores ingresos económicos al alcanzar los 30 años. Finalmente, han destacado que el impacto de una buena nutrición en los primeros meses de vida del bebé no solo puede tener efectos en su salud, también pueden trascender a futuras generaciones.