Laura Pérez Naharro, dietista-nutricionista: "Una dieta de pérdida de peso está condenada al fracaso"

Archivo - Laura Pérez Naharro, dietista-nutricionista clínica y autora de 'El método de los 3 platos' (RBA)
Archivo - Laura Pérez Naharro, dietista-nutricionista clínica y autora de 'El método de los 3 platos' (RBA) - LAURA PÉREZ NAHARRO - Archivo
Infosalus
Publicado: lunes, 6 octubre 2025 8:32

   MADRID, 6 Oct. (EDIZONES) -

   En la mayor parte de los casos las dietas enfocadas en la pérdida de peso no nacen de un deseo de cuidar la salud, sino de la culpa, o del castigo por tener "unos kilos de más". Y ya partimos mal, porque el exceso de grasa corporal no es sólo una cuestión de estética, ni de lo que marca la báscula.

   Esto lleva, en opinión de Laura Pérez Naharro, dietista-nutricionista clínica y autora de 'El método de los 3 platos' (RBA), y sobre todo a muchas mujeres, a pasar la vida encadenando dietas: la de la piña, la de los batidos sustitutivos...; incluso esas que parecían personalizadas pero que, en realidad, eran un menú cerrado de siete días.

   "Con ellas se encontraban cocinando distinto para la familia, o forzándose a comer lo que tocaba en el papel, aunque no les apeteciera. Ese tipo de menús puede funcionar los primeros días, con motivación, pero enseguida aparece la realidad: llega un miércoles con lentejas y no tienes ganas; llega un sábado y sales a comer fuera, o simplemente te sobran restos del día anterior y no sabes qué hacer con ellos. Y ahí surge la frustración: o lo hago perfecto, o siento que fracaso", advierte.

CUIDADO CON LAS DIETAS DE MODA

   A esto se suma en su opinión, tal y como nos confiesa en una entrevista con Europa Press Salud Infosalus, el bombardeo de modas y de tendencias, de forma que si haces keto, de repente las grasas son buenas y los hidratos son lo peor, por ejemplo; o si pruebas la 'sin gluten', aunque no tengas celiaquía, ya piensas que el gluten hincha o inflama.

   "Si caes también en la dieta detox te convencen de que tu cuerpo necesita limpiarse a base de zumos. Todas esas etiquetas generan una visión distorsionada, confunden y, en lugar de facilitar, hacen más complicada la relación con la comida", avisa esta experta en nutrición.

   Por eso, defiende Pérez Naharro que las dietas entendidas como 'menús cerrados' no son la herramienta adecuada para perder peso en personas con exceso de grasa corporal: "Pueden tener sentido en un contexto deportivo, de preparación para una competición, pero no en la vida cotidiana de la mayoría. Lo que necesitan estas personas no es un papel con siete días de recetas, sino aprender a comer, con flexibilidad, con criterio, con herramientas que puedan aplicar en su día a día".

   Al final, el papel del dietista-nutricionista hoy no es hacer dietas, tal y como defiende, ya que considera que, para eso, ya existe la inteligencia artificial, que en segundos puede elaborar un menú. "Nuestro valor está en acompañar, en educar y en enseñar a comer de forma sencilla e individualizada. En facilitar la vida, no en complicarla más", agrega.

CUANDO UNA DIETA NO FUNCIONA NO ES POR FALTA DE VOLUNTAD

   Es más, hace hincapié en que cuando una dieta no funciona siempre se suele pensar en que es porque la persona no ha tenido suficiente fuerza de voluntad, cuando en realidad, según advierte, el problema es la propia dieta: "Una dieta, sea del tipo que sea, en un contexto de pérdida de peso está condenada al fracaso porque parte de una idea negativa: restricción, prohibición, sacrificio".

   Si hubiésemos aprendido desde pequeños a comer, como parte de la educación obligatoria, y entendiéramos la alimentación como herramienta de prevención, la situación sería muy diferente, según considera. Lo primero considera que siempre es entender el contexto de la persona: su salud, su historial clínico, su entorno, su tiempo disponible, su presupuesto, si le gusta o no cocinar, sus gustos, y su vida familiar.

   "El problema de los menús cerrados es que no encajan con esa realidad. Y menos aún cuando se repiten semana tras semana. Puede que la primera semana, motivado, lo sigas. Pero ¿de verdad es falta de voluntad dejar de hacerlo cuando un miércoles te tocan lentejas y no te apetecen? ¿O cuando un sábado comes fuera y el menú no te deja margen para improvisar? ¿O cuando te sobran restos y no sabes qué hacer con ellos porque "no tocaba" ese día? Ni de qué hablar cuando seguir un menú semanal supone un extra económico imposible de mantener", insiste esta dietista-nutricionista clínica.

   Por eso, cree que llamar a eso falta de voluntad es "injusto", y en su opinión es como intentar ponerse una ropa que no es de tu talla: "Por mucho que quieras, no entra. La alimentación tiene que ser lo contrario: un traje a medida, algo que se ajuste a la persona, no que la persona tenga que forzarse para entrar en él".

CONSECUENCIAS DE UNA DIETA RESTRICTIVA

   En última instancia esta experta enumera cuáles pueden ser las consecuencias de una dieta restrictiva en las personas:

   - Dificultan el verdadero objetivo: aprender a comer, ya que, en lugar de enseñar, se basan en normas -que si el gluten no, que si los carbohidratos tampoco, que si la fruta solo a cierta hora-, y eso genera confusión y culpabilidad.

   - Hacer dieta es en sí mismo es un factor de riesgo para desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria, ya que cuando clasificamos los alimentos en 'buenos' y 'malos', reducimos todo a calorías y a kilos perdidos, encendemos una alarma peligrosa en determinadas personas.

   - A nivel físico, con una dieta restrictiva no sólo se pierde grasa: también se pierde masa muscular, que es nuestro seguro de vida; y lo que suele ocurrir después es un efecto rebote en forma de grasa.

   - Esto es especialmente relevante en la menopausia, cuando la bajada de estrógenos ya predispone a perder masa muscular, a tener más riesgo de osteoporosis y a acumular grasa abdominal, la más peligrosa.

   - En el plano metabólico, las dietas restrictivas alteran las hormonas del hambre y de la saciedad; de forma que pasar hambre durante un periodo de tiempo hace que el organismo entre en un estado de alarma, y después cuesta más sentirse saciado, y a esa adaptación metabólica se suma la ansiedad generada por prohibir alimentos; el efecto rebote, en ese contexto, está prácticamente asegurado.

   -Y no hay que olvidar las consecuencias digestivas y nutricionales: La falta de variedad y la eliminación de grupos enteros de alimentos provoca alteraciones en la digestión y déficits de nutrientes esenciales; los ciclos de dieta, restricción, y rebote se perpetúan y se vuelven cada vez más peligrosos, tanto para la salud física como para la relación con la comida.

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