MADRID, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -
Una investigación desarrollada por el grupo de Neuroanatomía Funcional de la Universitat Jaume I de Castelló (UJI), y realizada en ratones, ha demostrado que la hormona prolactina y los lactógenos placentarios, hormonas parecidas a la prolactina producidas por la placenta, actúan provocando cambios en el comportamiento y en la función mental de las madres, entre ellas, la agresividad o la motivación para cuidar a las crías.
"El hallazgo revela que la agresividad maternal no es producida por la interacción entre la madre y las crías, como se pensaba, sino por las hormonas que actúan sobre el cerebro antes del parto", ha comentado el investigador, Ferrán Matínez-García, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista 'Brain Structure and Function' y recogido por la plataforma Sinc.
Además, en el estudio se demuestra que la acción directa de estas hormonas sobre el llamado cerebro sociosexual incrementaría una tendencia instintiva a cuidar a los hijos y protegerlos. De hecho, conocer el lugar donde estas hormonas influyen en la actividad cerebral es el primer paso para entender posibles procesos patológicos relacionados con la maternidad.
Estos hallazgos se han obtenido tras cartografiar las regiones del encéfalo sensibles a la prolactina y los lactógenos placentarios durante todo el ciclo reproductivo de hembras de ratón y, especialmente, durante los periodos de gestación y lactancia. Asimismo, los científicos han replicado el trabajo en hembras vírgenes con el fin de comprobar las diferencias que existen en la reacción.
LA FUNCIÓN CEREBRAL SE MODIFICA DURANTE EL PARTO
"Hemos usado una técnica que detecta las células que responden con éxito a hormonas como la prolactina, que es clave para desencadenar todos los procesos vinculados con la maternidad", explicado el primer autor del trabajo, Hugo Salais López.
En este sentido, los resultados indican que la mayor parte de los centros del cerebro sociosexual son hiperactivados por los lactógenos placentarios ya durante la gestación, de forma que en el momento del parto la función cerebral de la hembra está modificada para facilitar una actitud y un comportamiento exacerbadamente maternales.
Un hecho que, a juicio de los autores, se traduce en una hiperagresividad para defender a las crías de posibles intrusos peligrosos y una elevada motivación para mantener contacto con ellas, limpiarlas, abrigarlas y amamantarlas.
"La tormenta hormonal que se produce durante el embarazo puede hacer que las hormonas actúen desordenadamente, generando alteraciones del estado de ánimo vinculadas a estados depresivos preparto y postparto", ha zanjado Martínez-García.