MADRID, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
En los últimos 15 años se ha observado un aumento de tratamientos contra la disfunción eréctil en personas menores de 30 años que no padecen diabetes ni enfermedades cardiológicas, coincidiendo con la eclosión de la pornografía en la web.
Una de las causas que los expertos del sector están empezando a tener en cuenta es la adicción a estos contenidos pornográficos. Además, a diferencia del analógico, el porno actual es más persuasivo debido a que presenta elementos innovadores que provocan una mayor estimulación sexual y, por tanto, aumenta, también, la dependencia a sus contenidos.
El consumo excesivo de este material provoca cambios en el cerebro, ya que altera la dopamina, creando mayor resistencia a la misma y a la pérdida de muchos receptores en las células nerviosas. Al igual que la dependencia a las drogas, el cuerpo y el cerebro necesitan una mayor dosis de pornografía para poder sentir lo mismo que la primera vez.
De este modo, se termina llegando a un estado en el que prácticamente nada provoca un deseo sexual normal porque estas personas se acostumbran a unos niveles de excitación sexual tan altos que, en ocasiones, les es difícil alcanzar en sus relaciones de pareja habituales, lo que desemboca en aburrimiento.
Como consecuencia de lo anterior, la adicción a la pornografía afecta a la vida sexual tanto como a las relaciones íntimas. Este fenómeno es lo que se conoce como desensibilización, en definitiva, se trata de una desconexión cerebro-genital que deriva en problemas de erección.
PROCESO DE RECUPERACIÓN
Pese a que esta adicción es más propia de la población joven, también se da en adultos, esta diferencia de edad se materializa en el proceso de recuperación después del tratamiento.
El experto sexual y autor de 'Your Brain on Porn', Gary Wilson, afirma que, mientras que un hombre que ha superado la cuarentena "tarda entre 8 y 12 semanas en volver a tener erecciones con normalidad, en el caso de los más jóvenes suele ser entre 6 y 12 meses, llegando a algunos casos hasta los tres años".
Estos pacientes, al dejar la pornografía, entran en una etapa conocida como planicie, con una pérdida de la líbido, indiferencia sexual, pérdida de erecciones nocturnas e incluso depresión. Este es el momento en el que hay que tener más precauciones, puesto que, para combatirlo, los hombres pueden volver a recaer en el porno, activándose de nuevo la dependencia.
Según el director médico de Boston Medical Group, el doctor Benítez, "el tratamiento debe de ser personalizado, ya que cada paciente es único", además, se deben tener en cuenta las personas con las que se relacione, "en muchas ocasiones, viene animado por su pareja, por lo que hay que implicarla en la terapia", añade.
De esta forma, tanto la recuperación, como el tratamiento, se basan más en el aspecto psicológico y, por tanto, se debe abordar desde este ámbito. También "se pueden utilizar técnicas farmacológicas para que la recuperación sea más eficaz", concluye Benítez.