MADRID, 10 Jun. (EUROPA PRESS) -
Uno de los mayores placeres de los fines de semana, para los afortunados que no tienen que trabajar, es no tener que escuchar la alarma que nos avisa de lunes a viernes de que (lamentablemente) ya es hora de levantarse. Además, aprovechamos esta licencia para cenar tranquilamente y tomar algo sin necesidad de mirar de reojo el reloj. Sin embargo, aunque incluso lleguemos a dormir las mismas horas, este cambio de horarios puede tener repercusiones en nuestra salud.
Investigadores de la Universidad de Arizona en Tucson (Estados Unidos) han analizado el impacto para la salud de acostarse y levantarse más tarde los fines de semana, lo que han llamado el 'jet-lag' social, y han visto que esa relajación de horarios influye negativamente en el estado de ánimo y aumenta el cansancio y el riesgo de enfermedades coronarias.
En concreto, han visto que por cada hora de 'jet-lag' social aumenta un 11 por ciento el riesgo de enfermedad del corazón, con independencia de los problemas de insomnio que además puedan aparecer, según los datos presentados en la reunión anual de la Academia Americana de Medicina del Sueño que se ha celebrado en Boston (Estados Unidos).
"Estos resultados indican que la regularidad del sueño, más allá de la duración, juega un papel importante en nuestra salud", ha reconocido Sierra B. Forbush, una de las autoras de este trabajo.
De hecho, esta experta va más allá y cree que incluso mantener unos horarios regulares son determinantes como un tratamiento preventivo "eficaz, relativamente simple y barato" de las enfermedades del corazón.
En su trabajo se utilizaron datos de un estudio con 984 adultos de entre 22 y 60 años a los que se midieron sus rutinas de sueño, dieta, actividades saludables y nivel de socialización. El retraso del 'jet-lag' social se evaluó utilizando un cuestionario para ver la diferencia de la duración del sueño entre semana y sábado y domingo.
La Academia Americana de Medicina del Sueño recomienda que los adultos deben dormir al menos 7 horas por la noche para tener una salud óptima. Pero además de esa duración, el sueño sano requiere buena calidad y mantener una cierta regularidad.