MADRID 17 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los medicamentos antipsicóticos son mucho más eficaces que los estabilizadores del estado de ánimo a la hora de hacer frente a los episodios agudos maníacos, según artículo publicado en 'The Lancet'.
Los investigadores también clasificaron los fármacos antipsicóticos de acuerdo con su efectividad, y demostraron que tres de ellos: el haloperidol, la risperidona y la olanzapina, superaron en eficacia a otros tratamientos. Dado que las directrices actuales no hacen diferencias entre medicamentos, estos datos podrían servir de orientación clínica útil, según afirman los coordinadores de la investigación, el doctor Andrea Cipriani de la Universidad de Verona (Italia), y el doctor John Geddes, de la Universidad de Oxford (Reino Unido).
El episodio maníaco, que se define como un estado de ánimo anormal y excesivamente elevado, afecta aproximadamente al 1% de la población; tiende a alternarse con la depresión, y define el diagnóstico de trastorno bipolar.
Cipriani y sus colaboradores analizaron los resultados en conjunto de 68 ensayos controlados aleatorios (16.073 participantes) entre enero de 1980 y noviembre de 2010, comparando los fármacos más comunes utilizados para tratar la manía aguda en adultos.
Los investigadores observaron que el haloperidol, la olanzapina y la risperidona fueron los fármacos antimaníacos más eficaces, y que el haloperidol tuvo el mayor índice de diferencias significativas, demostrando ser más efectivo que el aripiprazol, la asenapina, la carbamazepina, el valproato, la gabapentina, la lamotrigina, el litio, la quetiapina, el topiramato, y la ziprasidona. La risperidona, la olanzapina y la quetiapina propiciaron la continuación del tratamiento y demostraron ser mejores que muchos estabilizadores del humor, como el litio, la lamotrigina,el topiramato y la gabapentina.
En palabras de los autores, "estos resultados tienen implicaciones potenciales que deben ser consideradas en el desarrollo de guías de práctica clínica. Algunos medicamentos antipsicóticos, en general, son significativamente más eficaces que los estabilizadores del ánimo; sin embargo, todas las declaraciones que comparan los méritos de un medicamento con los de otro deben ser atemperadas por los sesgos potenciales y las diferencias que resultan de la elección de la dosis y los pacientes".
Los autores concluyen afirmando que sus resultados "enfatizan la necesidad de nuevos tratamientos que posean una mayor eficacia y aceptabilidad."