LONDRES 23 Sep. (EUROPA PRESS) -
La investigación sobre la muerte de un hombre cuyo cadáver fue encontrado quemado en su casa del condado de Galway, en el oeste de Irlanda, el año pasado ha determinado que falleció como consecuencia de una combustión espontánea.
El juez de instrucción Ciaran McLoughlin ha reconocido que es el primer caso de este tipo que ha visto en los 25 años que lleva investigando muertes en la región. "Este fuego se ha investigado a fondo. La conclusión es que encaja en la categoría de la combustión espontánea humana, para la cual no hay una explicación científica", declaró este jueves.
McLoughlin ha dicho que el cuerpo de Michael Faherty, de 76 años, estaba en el suelo, con la espalda cerca del fuego que ardía en la chimenea, pero que ese fuego no causó su muerte. Las fotos que se hicieron en el domicilio muestran un paquete de cerillas en la repisa de la chimenea, que, al igual que la mayor parte de la sala de estar, no se había quemado, según ha informado el diario 'Galway City Tribune'.
El policía Gerard O'Callaghan, de la unidad de investigación de la escena del crimen, ha explicado que el fuego que causó la muerte del hombre se limitó a la zona donde estaba su cuerpo, mientras que el resto de la casa solo estaba ennegrecida por el humo.
Además, ha indicado que envió muestras a un laboratorio forense de Dublín para saber si había sustancias como gasolina, gasoil o aceite de parafina y no encontraron nada parecido.
El juez de instrucción ha destacado que en la habitación había cerillas, un teléfono móvil y una cuchilla que en ningún momento resultaron afectados por el fuego.
La patóloga Grace Callagy ha detallado que, debido a la acción del fuego, el estómago, los intestinos, el hígado, el páncreas, el corazón y algunos huesos de Faherty habían desaparecido y que por ese motivo no pudieron realizarle análisis de sangre o de orina. Para quemar los huesos, la temperatura del fuego debe estar entre los 700 y los 1.000 grados centígrados.
El hombre no había sufrido un edema pulmonar --lo que significa que no tuvo un infarto-- ni una hemorragia, según Callagy, que tampoco encontró carbono ni hollín en la tráquea ni en los pulmones. "Esto sugiere que no sufrió daños por inhalación" de humo, ha dicho.
El cuerpo humano está formado por agua principalmente y sus únicos componentes que arden con facilidad son el tejido adiposo y el gas metano. Muchos expertos creen que la combustión espontánea no existe y que siempre tiene que haber una fuente de ignición, aunque a veces no se puede descubrir porque el cuerpo ha quedado destrozado.