LONDRES 4 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los médicos de la ciudad iraquí de Faluya están registrando un alto nivel de recién nacidos con diferentes defectos, y algunos de ellos culpan al sofisticado armamento que empleó el Ejército estadounidense después de la invasión de este país en el año 2003.
La ciudad presenció un gran enfrentamiento en 2004, cuando las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo una gran ofensiva contra los insurgentes. Ahora, el nivel de defectos cardíacos entre los recién nacidos es trece veces mayor que el nivel de Europa.
Mientras, el Ejército estadounidense afirma que no es consciente de que haya ningún informe oficial que muestre un incremento en los defectos al nacer en la zona, informa la BBC, que recoge el testimonio de la pediatra Samira al Anithat, que manifestó que ve de dos a tres casos al día de defectos en los recién nacidos, principalmente cardíacos.
Según la BBC, su corresponsal también vio a niños en la ciudad que sufrían parálisis o daño cerebral, y pudo fotografiar un bebé que nació con tres cabezas. Aseguró igualmente que escuchó en numerosas ocasiones que las autoridades de Faluya aconsejaban a las mujeres que no tuvieran hijos.
Los médicos y padres creen que el problema tiene su origen en el armamento sofisticado que las tropas utilizaron en Faluya hace seis años. Una investigador iraquí, Malik Hamdan, declaró que los médicos de la ciudad están presenciando un "número masivo sin precedentes" de defectos cardíacos, además de un aumento en el número de defectos en el sistema nervioso.
Hamdan añadió que un médico de la ciudad había comparado los datos sobre los defectos de los recién nacidos antes de 2003 --cuando sólo se veía uno de estos casos cada dos meses-- con la situación actual, en la que se ven casos diarios. Así, indicó que, según los datos de enero de este año, el índice de defectos congénitos cardíacos es de 95 por cada 1.000 nacimientos, trece veces más que el índice de Europa.
"He visto imágenes de bebés nacidos con un ojo en medio de la frente, o con la nariz en la frente", aseguró.
Por su parte, un portavoz del Ejército estadounidense, Michael Kilpatrick, indicó que se toman las preocupaciones de salud pública "muy en serio". "Ningún estudio realizado hasta la fecha indica cuestiones medioambientales que desemboquen en preocupaciones de temas de salud", aseguró, aunque reconoció que "los artefactos explosivos sin detonar son un riesgo reconocido".