SEVILLA 14 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía (Copoan) recomienda a la población que realice una adaptación "progresiva" al calzado de otoño para "evitar lesiones" en los pies.
Así lo ha trasladado la entidad colegial en una nota en la que advierte de que "las cálidas temperaturas que se están registrando en Andalucía en este inicio de otoño están retrasando el momento en que la población sustituye las sandalias y el calzado abierto de verano por zapatos cerrados o botas", lo que conlleva que "el cambio de calzado se producirá de forma más tardía y más repentina, justo cuando bajen las temperaturas, aumentando el riesgo de molestias".
Desde el Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía se advierte de que "este proceso de transición implica un cambio importante en la forma de caminar, en el reparto de presiones y en la movilidad del pie, pudiendo derivar en diferentes molestias o lesiones en los pies si no se realiza de forma progresiva y con el calzado adecuado".
"Durante el verano se usa calzado más plano, flexible o sin sujeción, lo que hace que la musculatura intrínseca del pie trabaje de forma distinta y el arco plantar soporte las cargas de manera menos uniforme. Cuando pasamos de golpe a un zapato cerrado y más rígido, los tejidos pueden resentirse", ha explicado al respecto la presidenta del Copoan, Rosario Correa.
Por ese motivo, los podólogos andaluces recomiendan "aprovechar estas semanas en las que el frío aún no ha llegado de golpe para realizar una transición progresiva hacia el calzado cerrado, permitiendo que el pie se adapte poco a poco y evitando así molestias o lesiones".
De esta forma, los músculos y tejidos del pie "recuperan de manera gradual su ritmo habitual de apoyo y movimiento, minimizando el riesgo de sobrecargas o rozaduras", según subrayan desde la entidad colegial, desde donde valoran que "esta adaptación no sólo ayuda a prevenir rozaduras o ampollas, sino que permite que los ligamentos, la fascia plantar y el tendón de Aquiles recuperen de forma gradual su tensión y elasticidad normales tras meses de menor sujeción y amortiguación".
Entre las afecciones más frecuentes que los podólogos andaluces detectan en esta época del año destacan la fascitis plantar --inflamación dolorosa de la planta del pie que aparece al modificar el tipo de apoyo--, la tendinitis del tendón de Aquiles, las rozaduras o ampollas causadas por la fricción del nuevo calzado, o el dolor metatarsal, derivado de una distribución inadecuada del peso corporal.
También "pueden empeorar juanetes ya existentes o aparecer uñas encarnadas por el roce con zapatos más estrechos o puntiagudos", advierte el Copoan, que agrega que "a ello se suma el efecto acumulado del verano", en tanto que "el uso prolongado de sandalias o chanclas sin sujeción puede dejar el pie más seco, con la piel deshidratada y pequeñas durezas o deformidades".
"Si en otoño se introduce un calzado cerrado sin permitir que el pie se readapte, aumentan las posibilidades de molestias", incide en advertir el colegio de podólogos andaluces, cuya presidenta ha remarcado que "los pies soportan nuestro peso a diario, y cualquier alteración en su apoyo repercute no solo en el pie, sino también en rodillas, caderas o espalda". "Cuidarlos, hidratarlos y usar el calzado correcto es una inversión en salud", ha remachado.
RECOMENDACIONES DE LOS PODÓLOGOS
Entre las recomendaciones de los podólogos andaluces para el cambio de calzado en otoño figuran, de este modo, "realizar una adaptación progresiva; no pasar de golpe del calzado abierto al cerrado; alternar ambos durante unos días para que los tejidos del pie se acostumbren al nuevo tipo de sujeción", y "usar calcetines finos y transpirables al comenzar a llevar zapatos cerrados, para evitar rozaduras y favorecer la ventilación".
También, "mantener una adecuada higiene y secado de los pies, especialmente entre los dedos, para evitar infecciones por hongos derivadas del aumento de humedad en el calzado cerrado; comprobar el estado del calzado de años anteriores; elegir materiales de calidad y buena horma; evitar los tacones altos o las suelas completamente planas", e "hidratar los pies a diario, especialmente el talón y la planta, para evitar grietas y mantener la elasticidad de la piel".
"Acudir al podólogo ante cualquier molestia persistente, callosidad, dureza o dolor al caminar" es otra de las recomendaciones del Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía, que concluye su comunicado subrayando que "una atención podológica regular y una correcta elección del calzado son fundamentales para mantener la salud y el bienestar general", y "la prevención es la mejor herramienta para evitar lesiones que, en muchos casos, pueden cronificarse si no se tratan a tiempo".